La pradera de posidonia de Formentera, una de las más valiosas del mar Mediterráneo, está siendo gravemente dañada hasta el punto de que «en tres o cuatro años más puede quedar totalmente destruida en gran parte del Parque Natural de ses Salines», según el biólogo marino Manu San Félix. El fondeo sin control que practican a diario unas mil embarcaciones entre es Caló de s´Oli y s´Espalmador es la razón principal de la degradación de este bosque submarino que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999.

A pesar que la pradera crece en un área marina protegida y que existe la prohibición explícita de tirar el ancla sobre extensiones de posidonia, miles de barcos fondean impunemente sobre esta planta marina a lo largo del verano. El efecto de garreo, por el que el ancla se desplaza en el fondo arrastrando todo lo que encuentra a su paso, está devastando extensiones que según San Félix son «grandes como campos de fútbol arrasados». Ello sumado al destrozo que producen los movimientos de la cadena que enlaza el barco con el ancla, conocidos como borneo, comportan que en los últimos 10 años «probablemente se haya reducido entre un 30 y un 40 por ciento la superficie de Posidonia oceanica en la franja de mar que separa Punta Pedrera de Espalmador», añade el biólogo, que admite que «aún no hay datos precisos».

Un ejemplo documentado de los estragos del fondeo sin control es el caso del yate ´Turama´, de más de 100 metros de eslora, que fue objeto de seguimiento audiovisual por parte del equipo de submarinistas de Manu San Félix mientras permanecía anclado ante la playa de ses Illetes los pasados 26 y 27 de julio.

En las imágenes se aprecia como el ancla, de un peso aproximado de media tonelada y de más de dos metros de longitud, es impulsada por la fuerza de la corriente y arranca de raíz la posidonia acabando en pocos minutos con los arrecifes que tardan siglos en formarse. San Félix estima que la acción del ancla del ´Turama´ acabó con unos 10.000 metros cuadrados de posidonia en un solo día. Estos cálculos se han realizado gracias a un programa que registra vía satélite el borneo del barco y el garreo del ancla. El biólogo precisa que «también los barcos más pequeños provocan un daño atroz, porque son muchos más» y añade que «aunque la embarcación tenga diez metros de eslora, cada ancla puede acabar con centenares de metros cuadrados de posidonia y dañar especies marinas de especial importancia para la calidad el agua como son las nacras, protegidas por ley».

Reacciones

Ante la situación crítica de la pradera de Formentera, el doctor Carlos Duarte, investigador del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) ha lanzado un mensaje en el que tacha la destrucción de la posidonia como «una agresión intolerable» y recuerda que son a los «grandes yates (...) de millonarios y personalidades públicas a quienes se tolera esta agresión mientras se hace la vista gorda». El experto añade que «detrás de esta agresión hay una dejadez de funciones de las autoridades y las fuerzas públicas sobre quienes recae la protección de este valioso patrimonio». El científico explica que «en la pradera residen los organismos más longevos del planeta, con clones de posidonia que podrían tener decenas de miles de años de edad» y argumenta que «una hectárea destruida de esta planta, lo que ocurre en un solo día en las aguas de Formentera, requiere más de 300 años para regenerarse». Duarte, considerado la mayor autoridad mundial sobre posidonia y fanerógamas marinas, asegura que cada hectárea de posidonia tiene una capacidad de convertir el CO2 en oxígeno equivalente a cinco hectáreas de selva amazónica.

Por su parte, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la organización que concede las declaraciones de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el ámbito de los recursos naturales, está estudiando informes sobre la pradera de Formentera. Esta institución, que tiene sede en Gland (Suiza) podría retirar el reconocimiento internacional de la pradera si estima que la posidonia pitiusa deja de constituir un bien natural.

Alternativas a la destrucción

San Félix explica que regular el fondeo sobre las praderas de posidonia es «básico» para «cualquier persona que tenga un mínimo de sensibilidad». Sin embargo, subraya la importancia de la sensibilización al respecto de este bien: «Si la gente de los barcos supiese lo que hay debajo del agua no fondearían» y agrega que esta concienciación debería llegar a todos los que residen en las Pitiusas: «Desde los que trabajamos en el mar hasta los estudiantes, los camareros o los carteros».