El Ministerio de Cultura ha adjudicado el proyecto de montaje del Museo de es Puig des Molins y, según informó ayer el director de esta entidad, Jordi Fernández, se espera que el contrato se firme la próxima semana. A partir de entonces se abre un plazo de seis meses para realizar los trabajos.

Fernández aporta esta información en un escrito dirigido a este periódico en el que ofrece explicaciones sobre el cierre del museo, que data de 1995, y para responder a algunas críticas que le hacen responsable de estos retrasos. Fernández lamenta que este cierre coincida ahora con el del Museo Arqueológico de Dalt Vila, aunque hace hincapié en que las situaciones de los dos edificios «son completamente distintas».

Además, puntualiza que la labor de un museo no empieza y acaba en las salas de exposición sino que existe también el «trabajo interno que se realiza día a día con los materiales que ingresan o que están en sus fondos, en su restauración, estudio, investigación y publicación; en el cuidado y administración de la biblioteca; en la atención a los investigadores, o en la elaboración de proyectos y programación de actividades».

«En todo este tiempo –añade– hemos continuado ininterrumpidamente con nuestra labor de divulgación, organizando los talleres para niños, las Aulas del Museo, los seminarios de Arqueología, las Jornadas de Arqueología Fenicio-Púnica, las aulas de Cine Histórico, el programa Viu la Cultura o la publicación de la serie Trabajos del Museo cuyo volumen 66 está a punto de entrar en imprenta. Y un largo etcétera, ayudados en todo momento por la Asociación de Amigos del Museo».

Sobre los retrasos en las obras, asegura sentirse entre los primeros perjudicados, junto con el resto de personal del museo y recalca que el asunto excede de su responsabilidad. «[Las obras de reforma] han sufrido una cadena de despropósitos en la que la empresa Castilla de Construcciones, encargada de su reforma, no es ajena y que nosotros mismo hemos sido los primeros en denunciar y padecer directamente», explica.

Fernández también responsabilida de la situación al «complejo sistema de contratos del Estado» ya que «los expedientes se prolongan en el tiempo para desesperación de muchos», y a las tácticas de la constructora. Así, apunta que en el caso del museo de es Puig des Molins «se ha tenido que redactar un nuevo expediente de reforma para solucionar los defectos» dejados por la empresa.

Fernández recuerda, entre otras, la actividad en la sede de Can Porxet, una casa payesa de es Puig des Molins en la que se realizan talleres de arqueología en verano.