La Vía Láctea, la galaxia en la que vive el ser humano, es solo una de tantas de las que pueblan el Universo. En nuestra vecindad sideral hay un repertorio de ellas que brillan como islotes de luz en medio de la infinita oscuridad del Cosmos. Algunas han sido capturadas por el nuevo telescopio de Cala d´Hort y sus equipos fotográficos como primeras pruebas de la capacidad de dicho instrumental.

Aunque las imágenes obtenidas no han sido aún procesadas, son en blanco y negro y, por ello, constituyen solo un tímido anticipo de lo que llegará a ofrecer el telescopio de Cala d´Hort, la Agrupación Astronómica de Eivissa –que gestiona estas instalaciones– se muestra satisfecha por los resultados obtenidos. «La corrección óptica del aparato es la que se esperaba», constata el astrónomo Ignacio de la Cueva, que confirma que el conjunto dispone de una gran capacidad para la detección de objetos débiles. «De hecho, puede detectar estrellas de hasta la magnitud 22», afirma. Cuanto más elevada es la magnitud, más débil es el objeto. Para hacerse una idea, el ojo humano no puede observar astros más allá de la magnitud 6.

Entre las imágenes obtenidas figura una foto de M51, la llamada Galaxia del Remolino, situada a unos 30 millones de años luz de la Tierra. En realidad es una galaxia de gran tamaño que está devorando a otra más pequeña. Del resultado de esta colisión surgirá, dentro de millones de años, una estructura completamente nueva, resultante de ambas.

Otra imagen muestra dos galaxias una al lado de la otra, más cercanas aún a nosotros, al estar a ´solo´ 12 millones de años luz. Están en la Osa Mayor y se trata de M81 (la galaxia de Bode) y M82 (la galaxia del cigarro, por su característica forma). La última es alargada y estrecha, con una especie de grieta en su centro, mientras que la segunda es la clásica galaxia en espiral, con sus brazos convergiendo en el núcleo.

Por otra parte, el telescopio de Cala d´Hort ha captado el llamado ´triplete de Leo´, que es como se conoce al grupo de tres galaxias existentes en esta constelación. Una de ellas, M66, es la típica galaxia espiral vista desde arriba, mientras que otra de ellas, NGC3628, es otra espiral, pero en este caso vista de canto, con lo que es menos espectacular. Sin embargo, en su interior se están produciendo violentas reacciones, con un espectacular brote estelar en su centro y la constante aparición de nuevas estrellas. El tercer miembro del grupo es M65, que desde la Tierra aparece ligeramente ladeada, y presenta una vida interior algo más plácida, con una moderada formación de estrellas, según los astrónomos.

Ignacio de la Cueva destaca que este conjunto de fotos fue obtenido mediantes exposiciones relativamente cortas y sin necesidad de autoguiado, es decir, mecanismos complementarios para afinar aún más el seguimiento automático que el telescopio ya hace de los astros mientras toma la foto. Para hacer estas fotografías se emplearon tomas que sumaban 15 minutos por cada imagen, una exposición bastante corta para lo que son los usos astronómicos.