Hacía once años que no se observaba desde Ibiza un eclipse total de luna como el que tuvo lugar anoche. Ello hizo que numerosos aficionados a la astronomía acudieran a es Soto y a las murallas de Dalt Vila, entre otros muchos lugares de las Pitiusas, para observar este fenómeno celeste, que no por conocido deja de maravillar al hombre.

Provistos de cámaras montadas sobre trípodes, telescopios modestos y alguno de cierta envergadura, unas 200 personas aguardaron desde las nueve de la noche la salida del satélite natural de la Tierra sobre el horizonte marino. Sin embargo, los minutos pasaban y el astro se resistía a emerger de entre las brumas que difuminaban la base de la bóveda celeste.

Las primeras cámaras que lograron captar el característico aspecto de la luna oscurecida por la sombra que la Tierra proyecta en ella captaban la atención de los curiosos. «¡Anda! ¡Qué luna más cursi, es rosa!», comentaba una adolescente que contemplaba la esfera que reproducía una de esas cámaras réflex digitales acopladas a un telescopio de 20 centímetros de diámetro.

«El color rojizo que tiene la luna durante el eclipse se debe al polvo en suspensión que hay en la atmósfera de la Tierra y que es proyectado sobre la luna por la luz del Sol», explicaba el miembro de la Agrupación Astronómica de Ibiza Bernabé Linero. «Como las partículas que menos pesan son las arcillas y estas son de color rojizo, ese es el motivo de esa tonalidad», añadía.

Muchas de las personas que se dieron cita en es Soto tuvieron su primer contacto con la astronomía gracias a este acontecimiento, mientras otras, más experimentadas, aprovechaban para identificar las principales estrellas que a las once de la noche ya refulgían en el firmamento, como Vega, Arcturus, Altair o Spica. «¿Ves esas tres estrellas que parece que luego forman una cola? Es la constelación de Escorpión», informaba una profesora de instituto a unas alumnas.

El eclipse propiamente dicho había comenzado a las siete y media de la tarde, aproximadamente, con la llamada fase penumbral, cuando la luna penetra en un área que todavía no es de sombra total. No sería hasta las diez de la noche cuando debía observarse el fenómeno en mejores condiciones, con la oscuridad proyectada por la Tierra afectando plenamente al satélite. Sin embargo, las neblinas existentes al sur de las Pitiusas retrasaron considerablemente la contemplación en condiciones del astro.

El de ayer fue el primero de los dos eclipses lunares totales que tendrán lugar este año. El segundo ocurrirá el 10 de diciembre, según recordaban los responsables de la Agrupación Astronómica.

En otros puntos de las Pitiusas se reprodujeron escenas parecidas a las de es Soto, dado el creciente interés, que según la citada entidad, está adquiriendo la astronomía amateur en las islas.

Entre los socios de la agrupación se comentaba la impaciencia que reina entre los aficionados por el inicio de las obras de reforma del observatorio de Puig des Molins, un proyecto ya adjudicado y que permitirá dotar a esta construcción de un nuevo telescopio e instalaciones más modernas.