«Se busca joven con más de dos años de experiencia para contrato en prácticas». Este contrasentido es la realidad cruda y cruel del mercado laboral de Balears, donde los más débiles son los 75.772 parados registrados que recurren a unos servicios públicos en los que solo hay 123 ofertas de empleo con 351 puestos que llevarse a la boca. Un pan para cada 616 bocas.

Y cuando muchas bocas persiguen el mismo pan surgen ofertas de trabajo como la anterior, que suena a chiste pero da congoja. Porque no es un caso aislado. Ni siquiera una anécdota entre 123 ofertas serias. Un buceo por todas las propuestas de trabajo que registran los servicios públicos de empleo para Balears revela la cara amarga de la ley de la oferta y la demanda. Cuando algo sobra, es barato. Y sobra mano de obra. Queda claro cuando bastan tres horas para repasar una por una todas las ofertas de trabajo que la sociedad balear ofrece a los parados de una comunidad en la que la Encuesta de Población Activa dice que hay 144.000 desempleados (el doble de las que reconocen los servicios de empleo del SOIB).

Y aún más claro queda el desequilibrio aberrante entre oferta y demanda cuando en el buceo por la realidad subterránea del desempleo se encuentran apenas diez oportunidades de empleo que se acercan al salario medio. El resto están muy por debajo. Unas son contrasentidos como el del falso chiste. Otros son simple y llanamente abusos. Porque entre las ofertas de empleo que recogen los servicios públicos en la web www.redtrabaja.es se encuentran puestos remunerados con salarios que no llegan al obligatorio sueldo mínimo interprofesional, que se llama mínimo porque es de obligado cumplimiento. Pero no se cumple: una peluquería de Cala Rajada anuncia sin amago y bajo el sello oficial del Ministerio de Trabajo que busca una peluquera con más de dos años de experiencia que esté dispuesta a cobrar «600 euros al mes» por trabajar en régimen de «jornada completa». 600 euros: 41 menos de los 641 euros que marca un salario mínimo que, al parecer, no es tan mínimo. Todo salario es susceptible de empeorar.

«La verdad es que la calidad de las ofertas de trabajo ha bajado mucho. Hay muy pocas comparado con el período precrisis, y eso ha provocado un cambio en la forma de negociar y fijar los sueldos: hemos pasado de rifarse a los jefes de obra entre las empresas ofreciendo sueldos altísimos a justo lo contrario, una guerra de salarios en contra del trabajador, en la que logra el puesto el que esté dispuesto a cobrar menos», resume afilado y crítico Jordi Adrover, de la agencia de recursos humanos Más Humana y socio de la página web IBjobs.net, al que no le gusta nada lo que ve en el mercado laboral.

Economía sumergida

«Tenemos mucha mano de obra muy cualificada que acaba aceptando puestos por debajo de su nivel. También se ven muchas ofertas en las que se piden autónomos, para evitar dar a la gente de alta en la Seguridad Social», censura Adrover, cuya agencia está especializada en cazar talento y directivos de nivel, que hoy también abundan.

Como abunda la economía sumergida, la que da de comer a Toni C., un chaval de 23 años que el viernes hacía cola en una oficina del paro de Palma antes de incorporarse a lo único que le da de comer: sus trabajos nocturnos en discotecas de la ciudad. «Sí, es sin contrato, pero necesito la pasta. Antes de la crisis trabajé de comercial y de administrativo, pero ahora no hay nada. Y si sale no te cogen porque no tienes experiencia: ¡cómo voy a tener experiencia si no me contratan!», se queja, antes de enumerar algunos de los abusos que ha tenido que tragar a cambio de un sueldo: «De comercial te ofrecen un sueldo de 400 euros más comisiones, que al final de mes son 400 euros, porque no se vende nada en esta crisis».

Aunque no es cierto que no se venda nada: hay quien vende motos, como la que anuncia una oferta en la que reclaman «comercial bilingüe con alemán e inglés para una inmobiliaria». No pone sueldo. Para eso hay que llamar. ¿Cuánto pagan? «Son 680 euros de base bruta más un variable». ¿Y cómo de variable es ese variable? «Es una comisión del 10% sobre lo que vendas». ¿Y cuánto están vendiendo? «Bueno... er... el mercado está deprimido». Ya, ya, pero, ¿cuánto? «Este año en esa oficina, nada. Pero hay alquileres. Es una gran oportunidad». Magnífica: un sueldo neto que no supera los 500 euros para un trabajador con nivel alto de inglés y alemán, al que además se pide experiencia y coche.

«Tal como está la situación, por pedir puedes pedir lo que quieras. Aunque no todo son abusos. Las ofertas más abusivas son de comercial, que hace años vivieron una época dorada y hoy lo pasan mal. También están mal pagados los informáticos: trabajan todos menos los recién licenciados, pero aun así están mal pagados», aclara Juan Miguel Aller, de la agencia de colocación CyR Consultores, en la que tienen casi más ofertas de empleo que el SOIB.

Una firma mallorquina, a través de los servicios públicos de empleo, busca a un psicólogo con experiencia, que nunca haya tenido un contrato en prácticas y que presente una condición «indispensable»: una «minusvalía igual o superior al 33%». ¿Capricho raro? No, picardía lucrativa: la discapacidad garantiza un buen profesional con bonificación en las cotizaciones a la Seguridad Social.

Una red de tiendas quiere una encargada de tienda con «más de dos años de experiencia en gestión de equipos» y nivel alto de inglés y alemán, dispuesta a cobrar menos de 900 euros al mes por trabajar 40 horas a la semana. ¿Asusta? «He escuchado cosas peores. A mí en los últimos dos meses me han ofrecido tres trabajos relacionados con lo mío, el marketing, en el que me exigían ser una falsa autónoma: yo me pagaba la cotización y ellos tenían una empleada con quince años de experiencia y un master en marketing online por menos 700 euros y sin derecho a vacaciones», relata Irene Díaz, mallorquina que piensa ya en emigrar en busca del salario digno que su isla le niega.