El administrador único de Producciones Mambo, J. J. A. S., ha sido condenado por el exceso de ruido provocado reiteradamente por los bares musicales de Sant Antoni Café Savannah y Café Mambo entre 2003 y 2008. El fallo, dictado in voce por la magistrada de lo Penal Martina Rodríguez, es el resultado de un acuerdo de conformidad con la Fiscalía que hizo innecesaria la celebración del juicio oral.

En virtud de este acuerdo, el acusado aceptó una condena de dos años de prisión (inicialmente la Fiscalía pedía cinco), eludibles con el pago de 94.900 euros, y un año y medio de inhabilitación para el ejercicio de cualquier profesión u oficio relacionado con establecimientos de ocio, como autor de un delito contra el medio ambiente en su modalidad de contaminación acústica con riesgo grave para la salud de las personas. Además, tendrá que abonar una multa de 31.330 euros. Los dos establecimientos afectados podrán seguir abiertos al renunciar el fiscal a pedir su clausura.

Los hechos que han dado lugar a esta condena, la primera de carácter penal que se impone en Ibiza por un caso de exceso de ruido, se produjeron entre los años 2003 y 2008. En su escrito de acusación, la Fiscalía tuvo en cuenta también los agravantes de «actividad clandestina», ya que la terraza de uno de los locales no tuvo hasta 2008 licencia de actividad de música, y de «desobediencia expresa a las órdenes de la autoridad» al negarse a retirar los altavoces de las terrazas que carecían de autorización.

Solo una multa de 150 euros

El Ayuntamiento de Sant Antoni incoó trece expedientes contra Producciones Mambo entre 2003 y 2007, por incumplir de forma reiterada las ordenanzas municipales de control y medición de ruidos y vibraciones. Sin embargo, el Consistorio solo le impuso una multa de 150 euros. Todos los demás expedientes se archivaron.

La Fiscalía destacó que el acusado «hizo absoluto caso omiso», continuando, «de una forma rebelde y contumaz, con desprecio hacia los derechos de los que vivían habitualmente en las inmediaciones y hacia los mandatos del Ayuntamiento», ejerciendo la actividad de los locales con las puertas y las ventanas abiertas, cuando la licencia otorgada por el Ayuntamiento de Sant Antoni era de cafetería y café-concierto y la actividad debía realizarse, de forma obligatoria, en el interior de los establecimientos, según afirma el escrito de acusación. Y añade que el propietario procesado «era absolutamente conocedor de los padecimientos de los vecinos», e incluso algunos se lo habían comunicado personalmente.

Dos familias que residían en edificios próximos a los cafés realizaron seis mediciones sonométricas entre 2004 y 2008 en las que se superaron los decibelios permitidos por la reglamentación municipal. El primer matrimonio tenía en 2007 dos hijos, de tres y ocho años, y el segundo uno de tres años, que tenían problemas para dormir debido al ruido procedente de los locales de ses Variades. Los denunciantes sufrieron durante años ansiedad continua, nerviosismo, estrés y dificultades para conciliar el sueño. No obstante, ambas familias renunciaron en mitad del procedimiento a ejercer acciones civiles o penales contra el encausado, por razones desconocidas para la Fiscalía, aunque algunas fuentes indicaron que habían llegado a un acuerdo con el propietario de los bares para venderle sus viviendas.

En su acusación inicial el fiscal, aparte del delito contra el medio ambiente, apreció también cuatro faltas de lesiones a los afectados.

En las últimas temporadas, a raíz del procedimiento judicial, no se han producido más denuncias por excesos de ruido de los dos bares.

Niños de tres años

Los vecinos que denunciaron a los dos establecimientos padecieron durante años ansiedad continua, estrés, nerviosismo y dificultades para dormir. Entre los afectados figuraban sus hijos, dos de los cuales tenían tres años y uno ocho en el momento de la denuncia.

Otro local denunciado

El bar Soto de Vila también ha sido denunciado por exceso de ruido. Su caso está pendiente de juicio. El fiscal solicita seis años de prisión para el propietario.