El arquitecto y experto en la recuperación de núcleos históricos Alberico Belgiojoso planteó, entre otras ideas para hacer más cómodo el acceso a Dalt Vila, instalar ascensores y escaleras mecánicas escamoteadas para superar el desnivel desde el ensanche. Belgiojoso resaltó el martes en el Club Diario que el principal problema del núcleo amurallado son las dificultades para llegar a su interior y por ello sugirió medidas para hacerlo más interesante, por ejemplo aumentando la oferta museística que albergan sus calles, potenciando su actividad comercial y aumentando el número de viviendas. Para lograr darle «más vida» a esta zona, señaló, se debe facilitar la afluencia de visitantes.

Belgiojoso, cuyo despacho en Milán ha diseñado las ambiciosas reformas del centro de Kuwait City, Bérgamo –con una parte alta similar a la de Ibiza–, Génova o Milán, entre otras actuaciones urbanísticas internacionales, propuso los posibles emplazamientos para un ascensor, como el recodo del baluarte de Sant Joan encarado al Portal de ses Taules, en el de Sant Bernat o el de Sant Jaume. Señaló que «no es necesario acometerlos todos» y sugirió ajustarse a «los itinerarios peatonales más frecuentados», así como construirlos en interiores. El arquitecto propuso ocultar las escaleras mecánicas en el túnel del Portal Nou o el que da acceso a Dalt Vila desde es Soto Fosc, con el fin de «respetar al máximo el patrimonio».

El experto comentó la presencia de evidencias históricas «poco valorizadas» y sugirió que, entre otras, una medida que ayudaría a corregir esto sería la posibilidad de seguir la visita desde Dalt Vila hacia la Necrópolis de Puig des Molins y hasta el mar, algo que facilitaría la implantación de algún acceso mecánico. Belgiojoso cree también que mejorar el paseo perimetral por las murallas «facilitaría llegar a las zonas altas» de Dalt Vila.

Sus ideas fueron recibidas con objeciones por algunos de los asistentes a su conferencia, entre los que había numerosos vecinos de la zona y arquitectos. Uno de ellos calificó de «atrocidad» la propuesta de «colocarle prótesis a la muralla», que definió de «arqueología a la que hay que dejar descansar».

El prestigioso urbanista respondió que sus propuestas buscan «conservar la ciudad, ya que no se está haciendo» y recalcó que «el problema de la accesibilidad existe». Sus ideas van en la línea de actuar en tres frentes: hay una «potencialidad mal usada» en esta parte de Vila y solucionarla pasa por «mejorar la frecuentación de los edificios» que alberga; para ello hay que analizar el funcionamiento del barrio en relación al resto de la ciudad, ver qué actividades están representadas, cuáles no y estudiar sus dificultades; posteriormente, se han de programar las intervenciones requeridas (como la mejora de los accesos) y programarlas, además de decidir qué parte asume la Administración y cual la iniciativa privada.

Otras intervención propuesta por Belgiojoso es aumentar los aparcamientos disponibles, «incluso subterráneos bajo la muralla», con la sugerencia de construir uno de ellos en es Soto y otro junto al parque Reina Sofía. También sugiere verificar los itinerarios y aumentar las frecuencias del transporte público hacia Dalt Vila, siempre medidas encaminadas a minimizar el tráfico rodado particular en sus calles para dar prioridad a los peatones.

El arquitecto italiano sostuvo que, una vez superado el desnivel con el resto de la ciudad, se haría más fácil también la llegada de nuevos residentes al recinto intramuros. El incremento de vecinos y visitantes traería parejo también un aumento de la actividad comercial, lo que redundaría aún en un mayor atractivo. Según sostuvo, se trata de «un proceso bidireccional», como explicó con el papel de atractivo de los museos: una mayor oferta haría más interesante visitar Dalt Vila y el público, a la vez, tendría menos reparos con mejores accesos.

El arquitecto Joan Prats se interesó por la viabilidad del mantenimiento de este tipo de accesos en una ciudad pequeña y fuertemente estacional como Ibiza. «Se estropean sin un uso constante», observó. «Aumentaría su uso en invierno porque sería más fácil y cómodo» vivir en el barrio amurallado, respondió Belgiojoso. «Dalt Vila es preciosa, pero hay que cuidarla mejor», concluyó.