Josefina Aldecoa se sintió «ciudadana del mundo» en Ibiza cuando llegó a la isla por primera vez para veranear en julio de 1958. La escritora mantuvo durante toda su vida los recuerdos de Ibiza como la encarnación del paraíso, de la libertad, de un lugar cosmopolita en el que las mentes inquietas, creativas e inconformistas de ella, su marido, el también escritor Ignacio Aldecoa, y sus amigos, el guionista Rafael Azcona y el crítico de arte Fernando Guillermo de Castro, encontraban oxígeno y se liberaban de la opresión asfixiante del Madrid gris de finales de los 60, hundido en una dictadura pacata y represiva que les cortaba las alas. Josefina Aldecoa evocó aquella isla muchos años después, cuando regresó en 2007 invitada por el Club Diario de Ibiza a dar una conferencia brillante en la que compartió sus recuerdos de juventud. El matrimonio de escritores veraneó en Sant Antoni junto a su hija, Susana, y sus amigos hasta 1969, cuando Ignacio murió repentinamente y Josefina se sumió en una depresión que la alejó de la literatura y la hizo centrarse en su otra pasión, la docencia: había fundado el Colegio Estilo en Madrid en 1959, con el fin de ofrecer a su hija, que tenía cuatro años, y a los hijos de sus amigos una educación en libertad inspirada por los principios de la Institución Libre de Enseñanza.

Ibiza está presente en varias obras de Josefina Aldecoa, así como en su biografía, ´En la distancia´, donde también recorre la evolución política y social de España. La escritora retrató aquella isla paradisiaca en ´Porque éramos jóvenes´, donde refleja el impacto que causó el ambiente de libertad que se vivía en Ibiza en los jóvenes intelectuales. «En Ibiza descubrimos una forma desconocida de lejanía y libertad, una forma simbólica de vestir: sombreros, cestas de pita, alpargatas, camisas de algodón blanco… En Madrid habíamos dejado la monotonía, lo gris», explicó en el Club Diario ante un público atrapado por la voz profunda y la lucidez de una narradora excepcional, de curiosidad insaciable, que aún continuaba viajando a sus ochenta años con la misma pasión de su juventud. Era una viajera infatigable. «He viajado mucho, pero no he encontrado nunca nada que me haya causado el impacto de Ibiza, Ibiza y Nueva York. El haber vivido esa isla en aquel momento no lo cambio por nada. Fueron días de sol y vino y rosas. ¿Existe el paraíso? Yo afirmo que sí, mi paraíso ha sido Ibiza», sentenció en su conferencia.

Aldecoa murió en la localidad cántabra de Mazcuerras, donde vivía desde que se retiró de la vida pública por una enfermedad degenerativa, y será incinerada hoy en una ceremonia íntima en Santander. La escritora nació en La Robla, León, en 1926 y cambió su nombre, Josefina Rodríguez Álvarez, por el apellido de su marido, Ignacio Aldecoa, con quien se casó en 1952. Josefina Aldecoa estudió Filosofía y Letras en Madrid, donde coincidió con muchos de los escritores que formarían la generación literaria del cincuenta, la primera de la posguerra: Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio, Luis Martín Santos, Alonso Sastre, Medardo Fraile, Alfonso Paso, Jesús Fernández Santos, José María Valverde, Ana María Matute e Ignacio Aldecoa. Ella les bautizó en la novela ´Los niños de la guerra´: «Esa generación literaria, hija de la guerra, crecida en la anémica España de la posguerra, alimentada con la escasez, la desesperación, la cobardía y al mismo tiempo la rabia, el deseo de vivir, la avidez, la curiosidad por todo», resume en ´En la distancia´.

Precisamente ´Los niños de la guerra´ supuso su retorno a la literatura, en 1983; desde entonces, no paró de escribir: ´La enredadera´, ´Porque éramos jóvenes´, ´El vergel´, la magnífica y conmovedora trilogía con trazos autobiográficos que componen ´Historia de una maestra´, ´Mujeres de negro´ y ´La fuerza del destino´; ´Mujeres al alba´...

«Una mujer muy completa, batalladora»

El poeta leonés Antonio Colinas declaró ayer que con la muerte de Aldecoa «se nos va un tiempo, una generación». La escritora formaba parte del Patronato del Instituto Cervantes desde 2006. La directora de esta institución, Carmen Caffarel, la definió como «una de las grandes mujeres del siglo XX, el paradigma perfecto de la mujer humanista; descubrió vías innovadoras en la educación y la literatura», mientras que su amiga Soledad Puértolas, escritora y académica, se refirió a ella como «una mujer muy completa, batalladora y una gran retratista de su generación». Rosa Regás destacó su compromiso con las ideas, la educación y la literatura.

Josefina Aldecoa recibió los premios Castilla y León de las Letras, el Julián Besteiro de las Artes y las Letras, el Internacional de las Letras y el de la Fundación Cristóbal Gabarrón de las Letras. En 2005 le fue impuesta la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio y en 2006 recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes. El 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, Aldecoa cumplió 85 años y fue galardonada con una de las medallas a la promoción de los valores de la igualdad entregadas por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pero su salud le impidió recogerla.