El centro cultural S´Alamera acoge desde hoy a las 20 horas una exposición conjunta de esculturas de Antonio y Pedro Juan Hormigo, tío y sobrino, respectivamente, que trabajan la madera y el bronce con formas y temas que cabalgan entre lo figurativo y lo abstracto, lo emocional y lo racional.

El conseller de Cultura, Marià Torres, presentó ayer la muestra y disculpó la ausencia de Antonio Hormigo (Santa Antoni, 1933) porque «arrastra una gripe muy fuerte», aunque confió en que pueda asistir a la inauguración de esta tarde y explicar cómo trabaja la madera y las raíces. «Sus obras de madera de olivo son muy apreciadas no solo aquí, sino en muchos países y, sobre todo, en Alemania», explicó el conseller.

Las esculturas de este artista convierten la madera en un elemento dúctil y maleable, capaz de provocar emociones. La naturaleza, el amor, la amistad y la maternidad son los temas que más se repiten. «Plasma muy bien la fuerza de la naturaleza, de la mujer, de la maternidad», destacó Torres, que subraya que sus piezas invitan al espectador a observarlas con detalle y desde todos sus ángulos porque se descubren nuevas lecturas. También destacó la majestuosidad de las piezas de animales «que hacen que entrar en esta sala parezca casi adentrarse en un museo de arte egipcio». Al margen de la indudable belleza de las piezas, Antonio Hormigo introduce en ellas un elemento perturbador. Su ´Paloma de la paz´ presenta un hueco en el pecho, como de disparo de bala, y a su ´Pulpo´ le falta una de sus ocho patas. La muestra incluye también un autorretrato.

Por su parte, Pedro Juan Hormigo (Sant Antoni, 1971), escultor en bronce, expone una muestra de sus piezas que invitan al espectador a una visión reposada, ya que no todo es lo que parece. Una pequeña escultura que en una posición muestra a Tanit, al girarla se convierte en una calavera. Y es que la muerte, la guerra y los demonios interiores están muy presentes en el trabajo de este escultor. Las piezas de contenido más profundo conviven con obras funcionales como un pequeño cisne palmatoria y esculturas que actúan como un juego con el espectador, entre ellas una obra en la que se pueden ver las diferentes piezas del ajedrez fundidas en la misma obra. «Me gustan más como caprichos personales que como objetos-escultura», explica sobre estas últimas.

Juegos y sorpresas

Hormigo se confiesa «fascinado por las historias que la gente cuenta al ver las esculturas», ya que muchas veces no tienen «nada que ver» con lo que el autor pensaba al hacerlas. «Mi obra es más modesta que la de mi tío», asegura el artista, que juega con los vacíos para crear dobles juegos y sorpresas.

Torres recordó que Pedro Juan es autor de esculturas conocidas en espacios públicos como el monumento a los salineros, el busto de Joan Marí Cardona o la estatua del obispo Abad y Lasierra en Santa Gertrudis. Este escultor se ha formado y trabajado en diferentes disciplinas, materiales y estilos y, además, pasó ocho años en Nueva York aprendiendo, trabajando y exponiendo con diferentes artistas de la ciudad.

No es la primera vez que sobrino y tío exponen juntos, lo hicieron por primera vez en la galería Berri en 2008.

Dos conceptos de escultura

La muestra ´Antonio y Pedro Juan Hormigo´ abre hoy sus puertas a las 20 horas en el espacio sociocultural S´Alamera de Vila, donde permanecerá expuesta hasta el 22 de febrero. Los bronces de Pedro Juan y las maderas de Antonio Hormigo conforman una de las propuestas más interesantes de la sala.