La industria del taxi en la isla de Ibiza vive una situación complicada. La imposibilidad de que los taxistas con licencia asuman todo el servicio durante unas horas puntuales todas las noches en la temporada de verano provoca una mala imagen que a la larga puede resultar muy perjudicial, ya que amenaza la continuidad del turismo. Las medidas que se han tomado hasta la fecha han resultado ineficaces. Pero todo ello no significa que no existan soluciones. Al menos, eso es lo que piensa el joven licenciado en Económicas Simón Planells, natural de Sant Mateu, que el lunes ofreció una conferencia en el Club Diario. Planells cree que no se debería conceder ni una sola nueva licencia fija y estudiar algún criterio eficaz para distribuir las temporales.

Planells, hijo de un matrimonio de taxistas, presentó en forma de charla divulgativa un estudio en profundidad que él mismo elaboró desde el departamento de Hacienda Pública y Economía Política de la Universitat de Barcelona, con la situación del servicio del taxi en la isla de Ibiza como objeto de análisis.

El acto del Club Diario despertó un gran interés entre el colectivo del taxi, que conformaba la mayor parte del público que ocupaba el local, en total, un centenar de personas. Se podía ver también a responsables políticos de diferentes municipios e incluso el conseller insular de Movilidad, Albert Prats. El hotelero Joan Bufí Arabí, vicepresidente de la CAEB en Ibiza, fue el encargado de presentar al conferenciante y aprovechó para hacer un llamamiento a los responsables de las instituciones con el fin de que se decidan a tomar medidas eficaces para superar de una vez por todas un problema que tanto daño causa al turismo de la isla.

Simón Planells explicó los problemas existentes en el sector desde el punto de vista de la oferta y la demanda y las fluctuaciones que hacen éstas entre el verano y el invierno. Mientras en verano no hay suficientes taxis, especialmente durante unas horas puntuales de la noche, que coinciden con la apertura y el cierre de las discotecas, en invierno la oferta es tan desproporcionada que son muchos los profesionales que se ven obligados a esperar hasta dos y tres horas en la parada para conseguir un viaje de un euro, es decir, que el negocio resulta ruinoso.

El analista demostró, mediante un estudio realizado por el Consell Insular, que la medida de conceder de forma puntual durante el verano una serie de licencias estacionales no soluciona el problema ni mucho menos. Y es que, desde su punto de vista, la solución puede ser válida, pero no de la forma en que se está haciendo, sin seguir unos criterios rigurosos frutos de estudios serios, que justifiquen el número de licencias que se otorgan en realidad.

También propone que las licencias estacionales se concedan con más tiempo, para que los taxistas puedan invertir en sus coches y de esta forma, ofrecer un servicio de calidad.

Demanda nocturna

Los estudios sobre la demanda revelan que la clientela del taxi durante el verano está muy concentrada en el horario nocturno y que la inmensa mayoría de clientes tiene unos destinos muy similares (las grandes discotecas y las zonas turísticas más pobladas). En los estudios que maneja Planells Struse se refleja que los clientes que se ven obligados a guardar largas esperas son pasajeros que no han podido ser asumidos por el servicio de autobús. «No dispongo de los datos concretos, pero me atrevo a asegurar que entre el 40 y el 60 por ciento de la demanda viene del autobús, de la incapacidad de que ese medio transporte a la gente en el momento puntual en el que tiene que regresar al hotel tras el cierre de las discotecas», comenta.

Así pues, una propuesta directa para poder trasladar a los usuarios sin tener que otorgar más licencias de taxi de forma desmesurada consiste en el refuerzo de las líneas de autobús. En definitiva, la potenciación del transporte público, con el fin de limitar el transporte privado, dado que el elevado índice de vehículos particulares que circula por las carreteras de la isla resulta insostenible para el medio ambiente.

Simón Planells, que conoce bien el mundo del taxi porque él mismo ha trabajado varios veranos como asalariado, cree que las instituciones no luchan adecuadamente contra los taxistas ilegales y que se debería reforzar el servicio de inspección. «Dos inspectores para toda la isla son insuficientes, sin duda», afirmó.