En la frutería Albert, en la calle Aragón de Ibiza, abren los domingos por una cuestión de fe. Juan Francisco Albert pertenece a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que se caracteriza por su observancia del sábado como jornada de reposo. Descansa esas 24 horas: «En la Biblia pone que el sábado es un día que hay que guardar, desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta de sol del sábado», subraya este valenciano llegado a la isla hace 34 años.

«Es la palabra de Dios, que nunca se equivoca. No hay referencia ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento a que se tenga que guardar los domingos, pero de los sábados está llena de citas», apunta.

Además de por principios religiosos, también está la cuestión económica: «Los pagos nos hacen ir apretadísimos», admite este cristiano adventista. «Hay que pagar el local y todos los gastos. No podemos permitirnos cerrar», detalla este frutero que lleva 20 años trabajando cada domingo y respetando el shabat, antes en la carretera de Santa Eulària y desde hace cuatro años en Vila.

Y además, le compensa: «La gente se ha acostumbrado a ir a la tienda los domingos a comprar fruta», reconoce. Y es que no hay otra de esas características en la ciudad, ni tan grande ni tan vistosa ni con tanto género.

En Santa Eulària estuvo en dos tiendas de fruta: «En la primera yo no era el dueño, por lo que, simplemente, lo que hacía era no trabajar en sábado. Iba el propietario».

A la hora de contratar empleados les advierten de antemano cuáles son las condiciones: los domingos no se cierra». Y en esa tienda, esa condición es como las lentejas: o las tomas...