La nueva consellera de Urbanismo, que sustituye a Miquel Ramon, se muestra convencida de que el Consell del Territori jugará un importante papel en la consecución de consenso para un nuevo Plan Territorial. «Será un ejercicio muy sano al que no estamos acostumbrados», afirma. Pepa Marí explica que si todos los municipios, salvo Vila, tienen aún pendientes de aprobar sus nuevos planeamientos urbanísticos es por la complejidad de las leyes actuales.

—¿Qué grado de conocimiento tiene usted de la realidad urbanística de Ibiza?

—No soy técnica, como ninguno de mis compañeros. Yo entré en política en la época del antiguo Pacto Progresista, como cargo de confianza del entonces conseller de Turismo y Territorio, Josep Marí Ribas. Fue entonces cuando se produjo el primer conato de un Plan Territorial para isla. En estos últimos años he estado al tanto de la situación. Llevo tres semanas en el cargo. Te puedes meter en profundidad en algunos temas, pero no en todos. Estamos trabajando en ello.

—¿La han nombrado a usted como consellera de transición para cubrir los pocos meses que quedan de legislatura o piensa ejecutar alguna medida de relevancia?

—Yo creo que puedo aportar cosas. Una de las primeras que hemos hecho es visitar los ayuntamientos, pues queremos trabajar con ellos. Yo creo que a estas relaciones puedo aportar algo positivo. También estamos hablando de mirar el territorio desde otro punto de vista. Y todo está relacionado. Casualmente o no, los últimos tres consellers lo han sido de Turismo y Territorio. No podemos hablar de una cosa sin la otra, son dos temas que van íntimamente ligados.

—Las dos veces que la izquierda ha gobernado en Ibiza ha empezado a tramitar un PTI y en ninguna de las dos lo ha conseguido. ¿Es eso la demostración de que los progresistas no son capaces de cambiar el modelo territorial?

—Vaya por delante que yo en tres meses prometo no hacer otro PTI... (risas).

—Sería prodigioso que lo lograra en tal plazo...

—(Risas). Prometo no hacerlo... Cuando, como consecuencia de las DOT del 99, intentamos organizar un PTI se ponía sobre la mesa un debate que no había existido nunca, que era el debate sobre el territorio y qué queríamos hacer con él. Se hizo un trabajo ingente de cartografía y documentación, poniendo negro sobre blanco todo lo que era el suelo de Ibiza y sus usos. Fue un primer intento muy trabajado, pero en ese momento se planteaban cosas que no sé hasta qué punto se conocían entonces. Ahora la gente lo tiene más claro: si queremos puertos deportivos o no, campos de golf o no, o cuántos metros cuadrados se necesitan para una casa... Se pusieron sobre la mesa una serie de conceptos que la sociedad tenía que asimilar. Ahora ha sido otra cosa diferente. Partíamos de un PTI que ya existía y que daba problemas a la hora de su aplicación. Todos veíamos que debía haber modificaciones. Lo que pasa es que hubo una contestación social muy fuerte, porque se intentó decir lo que se debía hacer sin plantear antes el debate...

—Pues ya es la segunda vez que les pasa. ¿No deberían haber aprendido del error anterior?

—Absolutamente. Están trabajando cada día sobre el tema, pero a la hora de plantear cambios y reformas se han de exponer a la sociedad y dar un tiempo para digerirlas. Y quizá esto es lo que ha fallado.

—Al retirar el PTE se ha contentado a determinados sectores que protestaban, pero ¿no han traicionado ustedes a las personas que les habían votado para que hicieran este plan?

—El tema de haber retirado un texto que nació como base de una negociación que ya sabíamos que se tenía que dar con la sociedad ibicenca yo creo que no traiciona a nadie, porque no es un acto final. No se dice: lo retiramos y aquí se queda la cosa. Lo retiramos para iniciar otro procedimiento. Los objetivos serán parecidos: tener una ordenación con la que nos sintamos cómodos los ibicencos, con criterios de sostenibilidad y convivencia. La isla es un todo: una economía, una sociedad y un territorio. Los objetivos no han cambiado. Lo que variamos es la forma de alcanzarlos.

—¿Cómo es posible que en cuatro años no se hayan aprobado los nuevos planeamientos urbanísticos de Sant Josep, Santa Eulària, Sant Joan y Sant Antoni, o sea, todos menos Vila?

—Sí, están todo pendientes. Me lo he encontrado así, y mi primera pregunta también es esta. Yo creo que esto demuestra la dificultad de ordenar el territorio, ordenarlo a nivel de isla y de municipios. El que no se hayan podido hacer demuestra la complejidad del sistema legal que tenemos: todos los informes y pasos que se han de hacer, y la complejidad de lo que queremos hacer con el territorio.

—¿Ha renunciado ya el Consell a crear un consorcio insular de disciplina urbanística?

—Es uno de esos temas que todos tenemos claro que, a la larga, ha de ser así, pues la única dificultad será cómo lograrlo. Unir es algo muy importante. Creo que hemos de trabajar todos juntos, ayuntamientos y Consell, porque es lo que puede aumentar la eficacia y la ayuda a los administrados. Deberíamos ir hacia este consorcio para, entre todos, tratar lo que es de todos. Yo no he renunciado a esta idea, pero no será algo de hoy para mañana.

—El nuevo Consell del Territori, ¿servirá realmente para algo o será un ´organismo-florero´ del que no saldrá nada útil?

—El Consell del Territori será una herramienta muy importante para poner sobre la mesa muchas cosas que a menudo se hablan en la barra del bar sin conocimiento. Ha de ser un lugar de discusión y de doble dirección para que la gente, a través de las asociaciones, exponga sus miedos, recelos, ideas y proyectos. Y que las administraciones digan si es posible o no, o si es beneficioso para la isla. Es un ejercicio muy sano al que a veces no estamos acostumbrados, como es exponer las cosas que nos afectan a todos.

—¿Vale la pena seguir gastando dinero público para atraer turismo en invierno?

—Yo me encontré el otro día a la directora general de Turismo de Austria. Yo siempre me he imaginado a Austria como un destino de invierno, con sus montañas llenas de nieve. Pues me dijo que tienen más turismo en verano que en invierno. Es gente que, en el mismo sitio, busca cosas diferentes. En invierno busca nieve, deportes de montaña y demás. Si vas en verano buscas poder pasear con el buen tiempo. Yo, que he vivido en Alemania, donde hay otras condiciones climatológicas y sociales, sé que el invierno de Ibiza puede ser muy atractivo para ellos. En invierno no nos promocionamos pensando que tendremos la misma ocupación que en verano. Se trata de decir a la gente que Ibiza no sólo existe en verano, sino también en invierno y que entonces ofrece unas cosas que no hay en verano. Lo que venimos ofreciendo en estos tres años que llevamos promocionando este tema son cosas que se pueden disfrutar en Ibiza todo el año: ir a Las Dalias, al mercadillo, disfrutar del patrimonio, pasear en bicicleta, ir en barca... Cuando están allí a veinte grados bajo cero y no han visto el sol en tres semanas, pues le aseguro que es una oferta tanto o más atractiva que venir en agosto con cuarenta grados.

—Y si es así, ¿cómo es que no vienen los turistas en invierno?

—En primer lugar, porque hay mucha oferta: Canarias, el Caribe, Egipto... que también se dirige al turismo de masas y es más ventajosas para las empresas. A nosotros nos tachan de turismo de verano. Y has de tener vuelos directos y que sean ´comprables´, porque si el avión pas por dos aeropuertos y el billete te cuesta 600 euros... Lo que queremos hacer con los slow breaks es mostrar todo lo que la gente puede hacer en Ibiza. Es un proceso gradual y lento. No lo cambiaremos de un día para otro. ¿Qué nos da esperanzas? Nos la da el hecho de que en 2011 la temporada turística se adelantará, porque la Semana Santa llega tarde. También se anuncian más vuelos a partir del 1 de abril, con lo que, aunque no lleguen llenos, habrá una cantidad de vuelos mayor que el año pasado. Iremos alargando la temporada.

—Lo que no encontrarán estos turistas son hoteles de cinco estrellas abiertos.

—Yo espero que para esa época de la que hablamos, finales de mayo o principios de abril, ya vuelvan a estar funcionando.

—En cualquier caso, la Ley General Turística de 1999 dice que, como norma general, los hoteles de cinco estrellas abiertos a partir de entonces deben abrir todo el año. ¿Se permite incumplir este requisito? ¿Es optativo el cumplimiento de la ley?.

—Eso debería preguntárselo al conseller Joan Serra Mayans, que lleva este tema. Yo entiendo que en la ley, siendo como es de cumplimiento obligatorio, siempre hay algunos casos excepcionales, por decirlo de alguna manera. No siendo la situación deseable, podemos entender que un hotel de cinco estrellas, que necesita un personal muy cualificado y un servicio especial, pues para garantizar la viabilidad del establecimiento, pueda pedir cerrar unos meses. Todos conocemos la situación de Ibiza. No obstante, estos hoteles están llamados a ser la punta de lanza de la desestacionalización, al principio y al final de la temporada. No en enero y febrero. En lo que trabajamos, aparte de dar a conocer la isla en temporada baja, es en el turismo de congresos. Ibiza es una isla fantástica para ello y lo que se ha hecho hasta ahora ha sido un éxito. Aunque en estos momentos, y por motivos coyunturales, se vean obligados a cerrar tres o cuatro meses, a medio plazo [los hoteles de cinco estrellas] serán buques insignia de la desestacionalización.

—¿No le parece una tomadura de pelo que el Govern no traspase la promoción turística, pese a que les corresponden por ley?

—Es una cuestión en la que hemos estado trabajando durante mucho tiempo. Nosotros hablamos con el Govern para que esto se pueda hacer factible en el menor tiempo posible...

—Pero tenía que ser en esta legislatura, según el compromiso del Govern.

—Sí, y según parece, puede ser que sea durante esta legislatura. ¿Qué pasa? Que en una época de crisis como la actual, los compromisos que puedes tener de órganos superiores no son iguales que los que consigues en época de vacas gordas.

—En época de vacas gordas tampoco se traspasaron.

—No, aunque no estábamos nosotros. En estos tres años, en lo que hemos trabajado es, en primer lugar, en organizar un equipo de trabajo y una metodología para la promoción. Había que tener una estructura, porque la promoción es trabajo, sobre todo. Y, en segundo lugar, gestionar cada vez más dinero, tanto si se llaman competencias como si no se llaman así. Pero la promoción ha de ser para Ibiza y desde Ibiza. Haremos todo lo posible, tanto el presidente [Xico] Tarrés como yo misma para poder gestionar más dinero.

—¿Está de acuerdo en que los ibicencos paguemos también la promoción que hace el tenista Rafel Nadal?

—Siempre nos opusimos y dimos nuestra opinión en contra. Balears son cuatro destinos turísticos, no uno. Por eso siempre hemos luchado por usar los cuatro nombres. Pero Rafel Nadal no puede dar cuatro mensajes al mismo tiempo. Al final no llega el mensaje.