Forada celebró ayer la festividad de su patrona, la Inmaculada Concepción, con una agenda repleta de actividades que comenzó con una chocolatada matutina y terminó con una fiesta en la carpa en la que no faltó la actuación de sa Colla de Buscastell, que celebra este año el décimo aniversario de su creación. La juventud de buena parte de sus miembros hace prever que celebrarán muchos cumpleaños más en el futuro.

Los bunyols y el vino no faltaron en la celebración, como tampoco las autoridades. El alcalde, José Sala, y los concejales de Sant Antoni Pepita Costa y Joan Pantaleoni, siguieron la eucaristía acompañados por el conseller de Cultura, Marià Torres, y la portavoz del PP de Vila, Virtudes Marí. También participaron en la fiesta los concejales de la oposición de Sant Antoni Laura Carrascosa y Silvia Limones, aunque no asistieron a la misa.

La pequeña iglesia se llenó de feligreses que no solo coparon los bancos sino también el rellano de la entrada. Puntualmente, a las 17.30 horas, las campanas anunciaron el inicio de la eucaristía y las castanyoles de la colla de Buscastell sonaron hasta que todos los vecinos estuvieron dentro del recinto.

El sacerdote Álvaro González ofició la misa. En su homilía destacó la lectura del Evangelio, dedicada a la anunciación de María «como no podía ser de otro modo en el día de la Inmaculada Concepción». Comparó esta escritura con la primera lectura, que se refirió a la tentación de Adán y Eva por parte del demonio en el paraíso. «Los evangelios hablan de ángeles y el Génesis de demonios; en el Génesis hay castigo y en los evangelios hay promesas, fe y obediencia», explicó el párroco, que aseguró que el pecado es la desobediencia al plan de Dios, mientras que María es la que obedece de forma plena a Dios al afirmar ´soy la esclava del señor´». El sacerdote llevó esta comparativa a los tiempos actuales, asegurando que «el hombre, con su orgullo, ha separado a Dios de su vida». «Como Adán y Eva, con la soberbia y el orgullo ponemos a dios de lado», explicó. En este sentido, recordó que las próximas fiestas navideñas y, en especial, la cena del 24 de diciembre «no celebran que se estrena una casa o que la abuela cumple 190 años sino que revisitan la alegría del nacimiento de Jesús, incluimos a Dios en nuestro corazón», concluyó don Álvaro.