Casas diseminadas, viviendas clónicas, paisajes ´de siempre´ alterados, falta de respeto por las pautas históricas de organización de las ciudades... Si su entorno sufre alguno de estos síntomas el diagnóstico es grave: la transformación del paisaje que le rodea puede ser irreversible.

Así lo explicó ayer el director del Observatorio del Paisaje de Catalunya, Joan Nogué i Font, en la Jornada de Paisaje que organizó el Consell de Ibiza en la UIB.

No deja de ser anecdótico que solo unos días después de la retirada del PTE, el propio Consell de Ibiza organice una jornada sobre el paisaje que se centró, precisamente, en la importancia de extremar la protección de una de las señas de identidad de cualquier territorio. El experto Joan Nogué i Font, director del Observatorio del Paisaje de Catalunya y catedrático de Geografía Humana en la Universidad de Girona, subrayó que el paisaje «no es solo un valor añadido sino el valor principal en lugares que, como Ibiza, viven del turismo».

Nogué tiene «muy claro» que la relación entre turismo y paisaje es «importantísima», sobre todo en un mundo globalizado «donde la gente puede ir a donde quiera a pasar las vacaciones a un coste cada vez más competitivo», añadió. «Lo único que nos queda es mostrar aquello que es auténticamente nuestro y, en buena medida, eso se concreta a través del paisaje», subrayó. Para este experto el hecho de no tener claro este extremo equivale «a explotar a la gallina de los huevos de oro hasta que no da más de sí». El paisaje y el territorio que lo sustenta «no son una mercancía cualquiera, que se compra y se puede vender, es algo que se acaba y más en una isla», remarcó Nogué. Quienes tienen que tomar las decisiones sobre el territorio «tienen que tener este extremo muy en cuenta», añadió.

El catedrático asegura que, en general, falta una legislación más acorde con las necesidades reales en relación con la protección del paisaje «pero tanto o más hace falta un cambio de mentalidad social, no solo de la Administración sino de la sociedad en relación con el paisaje y sus valores».

Pérdida de arraigo

El paisaje «es el rostro de un territorio», según este experto, que advierte de que hay que tener esto «muy claro» si no se quieren padecer graves consecuencias «no solo para el turismo, en el caso de Ibiza, sino también para los propios habitantes, que tenderán a perder el sentido del lugar, el arraigo y la sensación de pertenecer a un sitio distinto de otro con unas raíces antiquísimas».

La gran amenaza que se cierne sobre los territorios es que «todo se acabe convirtiendo en un parque temático más o menos bien montado». Para ilustrar sus palabras, Nogué i Font mostró varias imágenes de depredación del territorio, construcciones monótonas y paisajes gravemente modificados.

«Para evitar esto hace falta una legislación específica pero, sobre todo, formación y concienciación social», argumenta el experto. En eso insiste el Convenio Europeo del Paisaje (tema principal de la conferencia de ayer) que se aprobó hace diez años. «Va en la línea de que no solo hay que trabajar en nuevas políticas territoriales que incorporen el paisaje sino en la necesidad de mentalizar a la sociedad en estos valores». El paisaje «es un elemento fundamental de la calidad de vida de las personas de su bienestar individual y social: si el paisaje se degrada acaba por degradar también la calidad de vida de aquel lugar aunque no lo parezca», insistió. «No es verdad que nos acostumbremos a todo, incluso a lo cutre, al final lo pagamos y nos afecta», concluyó.

El Convenio Europeo del Paisaje «ha sido muy positivo para el conjunto de Europa: algunos países lo necesitaban menos porque llevaban ya tiempo trabajando en este sentido, pero fue muy positivo para otros como España, porque muchas políticas que se están desarrollando aquí en este sentido miran al convenio como un punto, como un faro de referencia», explicó.

A la conferencia asistió un público variopinto, entre el que estaba Marià Serra, del GEN, la concejal del PP de Vila Virtudes Marí y la diputada del Grupo Mixto (ExC) Marian Suárez.

A pesar de la visión un tanto pesimista de la situación actual, Nogué aseguró que estamos «en pleno punto de inflexión gracias a la emergencia del paisaje como tema social». «Vivimos en un cambio de paradigma, con toda una serie de iniciativas y fenómenos, que van desde el movimiento slow a la propia reivindicación del paisaje como un elemento fundamental de las identidades territoriales que no estaba presentes en los años ochenta y noventa», apuntó. «La temática ambiental entró hace 20 o 25 años en las administraciones y se ha introducido en todas las políticas públicas y ya es una parte importante», explicó.