—Hay personas que comentan, en ocasiones, «tengo reuma». ¿Existe este concepto?

—No existe. No hay ninguna enfermedad o dolencia del aparato locomotor que reciba el nombre de ´reuma´. Lo que existen son las enfermedades reumáticas.

—De esas enfermedades, ¿cuáles son las más frecuentes?

—Las enfermedades reumáticas más frecuentes son la artrosis; la osteoporosis; los diferentes tipos de artritis, como la artritis reumatoide, la espondilitis y la gota; los reumatismos de partes blandas y las colagenopatías, que serían el lupus y la esclerodermia, fundamentalmente.

—¿En qué porcentaje afectan estas patologías a la población?

—En general, afectan al 22,6 por ciento de la población. La artrosis es la más frecuente de todas y afecta a cerca de siete millones de españoles. Después, la artritis reumatoide, que padecen cinco de cada mil personas. También la espondilitis anquilosante, que aparece más en varones y que afecta al 0,1 por ciento de la población.

—En el caso de Ibiza y Formentera, ¿qué prevalencia tienen estas enfermedades?

—Todavía no se han recogido estadísticas específicas. En el área de Ibiza y Formentera lo que sí hay son grupos familiares con la misma enfermedad reumática, como la espondilitis o la artritis reumatoide. Se debe a que estas enfermedades tienen un componente genético. Igual, al ser islas, hay menos mezcla en ciertos grupos de personas y en esto sí se ve que hay mayor incidencia.

—¿Y cuáles serían las más frecuentes en las Pitiusas?

—No hay mucha diferencia de unas áreas de Salud a otras. Aunque aquí en concreto sí que existe un gran porcentaje de personas con enfermedades inflamatorias.

—¿Cuáles se consideran las patologías más invalidantes?

—La artritis reumatoide es una enfermedad muy invalidante; en España la padecen 200.000 personas y afecta a 20.000 nuevos individuos cada año. Es una de las más incapacitantes junto a la espondilitis anquilosante. Pero el pronóstico de ambas ha mejorado en los últimos años y se han descubierto tratamientos más eficaces. En tercer lugar estaría la artritis soriásica y luego hay otras como la gota; aquí he visto bastantes casos de gota refractaria.

—¿Las enfermedades reumáticas se dan más en el hombre o en la mujer, hay alguna relación en este sentido?

—Esto va por enfermedades, pero si se hace un cómputo general, gana la mujer, pues que sean más frecuentes en el hombre hay pocas enfermedades reumáticas. En la mujer aparecen con más frecuencia la artritis reumatoide, la artrosis, la osteoporosis y la fibromialgia. En los hombres, la espondilitis anquilosante, por ejemplo. De ellas, de artritis reumatoide hay tres mujeres afectadas por cada hombre, mientras que de espondilitis, una mujer por cada cinco hombres.

—¿Son más frecuentes en gente de más edad?

—Depende. En los varones los primeros síntomas suelen iniciarse a una edad más joven, de 20 a 30 años. A veces veo pacientes que llegan a la consulta a los 40 ó 50 años y que me dicen, aunque ya se les había olvidado porque se han acostumbrado al dolor, que empezaron a sufrirlo desde jóvenes. En las mujeres, el rango de edad más frecuente es entre los 40 y 50 años, aunque hay enfermedades que pueden aparecer a los 30 o a partir de los 60, como la artritis reumatoide. No obstante, aunque es infrecuente, estas enfermedades también pueden surgir en la infancia. Además, conviene aclarar que la artrosis no es una enfermedad exclusiva de la vejez, que cualquiera puede padecerla aunque su frecuencia sí aumenta con la edad. En definitiva, las enfermedades reumáticas pueden afectar a cualquier edad.

—¿Por qué surgen estas enfermedades, dónde está su origen?

—Depende de muchos factores. Son enfermedades que se producen por interacción de componentes relacionados con el individuo como la raza, el sexo, la genética, la alimentación y factores ambientales, como las infecciones, los tóxicos, el tabaco y el alcohol.

—Antes resaltaba el componente genético que observaba en las Pitiusas.

—Todavía se desconoce el papel genético, hacen falta muchos estudios aún, pero sí tienen un componente importante de este tipo. Recientes estudios evidencian que enfermedades como la espondilitis anquilosante, la artritis reumatoide y algunas formas de artrosis tienen un componente familiar significativo. Se sigue investigando y habrá que esperar algunos años para saber con precisión el papel que juega la herencia en estas enfermedades.

—Entonces, ¿se puede hacer algo para prevenirlas?

—Al ser enfermedades multifactoriales no está en nuestra mano. En casos como la gota, por ejemplo, sí se puede prevenir controlando la dieta y evitando los productos como el alcohol o los mariscos, que hacen subir el ácido úrico. En estas enfermedades, la mejor prevención es el diagnóstico precoz, actuar al inicio, antes de que se produzca el daño. En la artritis reumatoide, por ejemplo, en los dos primeros años es cuando se produce más destrucción articular.

—¿Cree que en Ibiza y en Formentera se está logrando la detección precoz?

—Estamos luchando para conseguir un diagnóstico precoz. Ya hay ciertos pacientes que se me derivan precozmente, pero todavía queda mucho que hacer.

—¿Cómo se manifiestan estas enfermedades, cuáles son sus síntomas?

—En general, el dolor es el síntoma más frecuente, que suele localizarse en las articulaciones o alrededor de las mismas. Ese dolor puede ser pasajero o aparecer solo con los movimientos: en las manos al escribir, en las rodillas al andar o al bajar escaleras, en la espalda al agacharse... El dolor también puede ser fijo y persistente y a veces se acompaña de una sensación de rigidez o de entumecimiento que mejora con movimientos. Otras veces el paciente te puede contar un cansancio, una sensación de pesadez, pinchazos... Otros pueden tener pérdida de apetito, de peso, de fuerza...

—Con tanta variedad de síntomas, ¿es difícil la diagnosis en esta especialidad?

—No son enfermedades sencillas de diagnosticar; muchas veces se puede confundir con otros trastornos. Por eso es importante una buena historia clínica, una buena exploración y enviar a los pacientes cuanto antes al especialista porque es necesario adelantarnos a la enfermedad, estar detrás ante los mínimos síntomas. Lo que sí está claro es que la hinchazón articular es un signo de enfermedad articular que hay que consultar, aunque no quiere decir que el paciente la sufra.

—¿Influye el clima en el desarrollo de la enfermedad?

—No. Los cambios climáticos no influyen en la propia enfermedad, aunque sí en la percepción del dolor. Los pacientes te cuentan que sienten más dolor. Se ha visto que los cambios de presión atmosférica por cambios climáticos repercuten en la modificación de la presión de las articulaciones enfermas y eso hace que los pacientes muchas veces se anticipen al cambio de tiempo. Pero insisto en que solo afecta en la percepción del dolor y en que no suponen un empeoramiento de la enfermedad.

—¿Entonces la isla de Ibiza, con elevado nivel de humedad en el ambiente, no es especialmente perjudicial para los enfermos?

—Es un tópico, pero la respuesta es tajantemente no.

—¿Hay algún factor que sí pueda influir en estas patologías?

—Se ha visto que el tabaco es el principal factor de riesgo exógeno que predispone a la artritis reumatoide. Además, hay enfermedades reumáticas con afectación pulmonar y con inflamación y rigidez de las articulaciones de la caja torácica, como la espondilitis anquilosante, en las que si los pacientes fuman, disminuye su capacidad respiratoria y, por tanto, respiran peor. Por su parte, la dieta influye directamente en la gota, aunque en las demás enfermedades no se ha demostrado. Y el sobrepeso influye negativamente en la artrosis y en todo componente articular.

—¿Cuáles son las últimas novedades en tratamientos?

—En los últimos diez años han aparecido unos tratamientos llamados biológicos para enfermedades como la artritis reumatoide, la artritis soriásica y la espondilitis. Pero no son de primera elección, llevan un proceso y se usan cuando han fallado otros. Pueden llegar a frenar la enfermedad o llegar a remitirla.

—¿Se pueden curar estas enfermedades?

—El objetivo hoy en día es la remisión de la enfermedad. Depende de cuáles, se pueden remitir, frenar, hacer como si no estuvieran, que el paciente deje de sentir dolor. Aunque a veces hay enfermedades muy agresivas de por sí. Otras, como la gota, se curan. Por todo ello es importante el diagnóstico precoz, para frenar la enfermedad desde el principio.

—¿Ha cambiado la calidad de vida de los pacientes en los últimos años?

—Claro. Como de la noche al día.