Vida de fotógrafo

«Me instalé por mi cuenta, realizando postales sobre todo»»

«Conocí Ibiza por primera vez, como ya he contado, en 1956 y un año después compré, junto con un socio de Barcelona, Foto Ibiza, un negocio en Vara de Rey, propiedad de un alemán llamado Klaus Krieger, que quería dejar la isla. Ahora bien, este negocio se disolvió dos o tres años después por diversas razones, así que decidí empezar a trabajar por mi cuenta. No me instalé definitivamente en Ibiza hasta 1959, cuando rompimos la sociedad, ya que hasta entonces lo que hacía era pasar una parte del año aquí y la otra en Barcelona.

Me instalé por mi cuenta, como digo, realizando postales sobre todo. Hacía también folletos propagandísticos de hoteles, publicidad de urbanizaciones..., todo relacionado con el mundo del turismo. Lo que no he hecho nunca en mi vida profesional ha sido bodas, comuniones y bautizos. No me ha interesado.

En 1962 abrí mi primera tienda, en la avenida España, una planta baja con laboratorio en el primer piso. Distribuía, además, mis postales por hoteles, estancos y otros comercios. Un año antes me había casado con Enriqueta Güell, a quien conocí en Barcelona y veía en Sant Antoni, donde veraneaba con su familia. Hemos tenido dos hijas, Marta y María del Carmen.

En 1967 abrí otra tienda, esta vez en Sant Antoni, en la calle del Faro, que aún continúa. Y en 1969, sin abandonar ninguno de mis negocios, me asocié con dos extranjeros, muy interesados en hacer fotografías de la isla, para crear Megafoto, en la Vía Púnica. Estos se llamaban Libow y Wilowby. Aunque estuve poco tiempo en este proyecto compartido, debido a una enfermedad que me impidió continuar trabajando durante algunos años.»

El postalismo en Ibiza

«He editado unas 600 postales de Ibiza y Formentera»

«En aquel tiempo, el postalismo en Ibiza era limitado, aunque había competencia, por supuesto. Viñets ya no hacía postales, pero la librería Verdera era la representante de Campañà, muy amigo mío, por cierto, de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya. Campanyà venía una vez al año a la isla y hacía unas cuantas fotos, las editaba y las mandaba a Verdera. Era un buen fotógrafo. Luego empezaron Planas, de Mallorca, y Figueretes, en Sant Antoni. También empezaron a llegar las postales de FISA-Escudo de oro.

Había una especie de boom con las postales. Pocos eran los turistas que no enviaban entonces postales a sus amigos o familiares, así que aquella actividad me fue muy bien. Yo había empezado a hacer postales de Ibiza en blanco y negro, en 1956, pero pocos años después, hacia 1959, ya las hice en color. Tuve que comprar entonces nuevas cámaras: una Roleyflex de 6 x 6 y una Linhof Technika Press.

La edición de postales en color siempre la hice en Barcelona. Encargaba los fotolitos a talleres especializados y yo mismo compraba el papel. Se hacían tiradas de entre 3.000 y 5.000 ejemplares de cada una en las primeras ediciones.

He editado unas 600 postales en color de Ibiza y Formentera y de algunas se han hecho muchas reediciones. La que más éxito ha tenido siempre es una vista de la ciudad de Ibiza desde el barco, a la entrada en el puerto.»

Retratos y reportajes

«Fui consciente de que estaba ocurriendo algo importante en la isla»

«Al mismo tiempo que atendía mis negocios y realizaba postales, debido a mis contactos, empecé a fotografiar a muchos artistas que se encontraban también viviendo en la isla por aquellos años. La verdad es que me sentía muy a gusto en Ibiza en todos los ambientes, con los ibicencos, con los extranjeros... Mi trabajo de fotógrafo, además, me permitía muchos contactos, iba a las inauguraciones y fiestas. Fui consciente de que estaba ocurriendo algo importante en la isla, sobre todo algo nuevo en el mundo de la cultura, así que estuve atento y realicé numerosas fotografías, tanto de artistas residentes -Laabs, Munford, El Punto, Portmany...-, como de visitantes ocasionales -Tristan Tzara, Cela, Gerardo Diego, Paseyro...-. De manera que acabé haciendo una amplia serie de retratos, algunos de los cuales expondré el próximo otoño en una exposición.

Muchas de aquellas fotos sirvieron para catálogos de los propios artistas o para muestras colectivas, como la que organizó Fernando-Guillermo de Castro en Madrid, con pintores que vivían en la isla a finales de los años 50. Los fotografiaba de la manera más natural posible, conociéndolos primero, tratando con ellos, viendo su estudio, en fin, entablando amistad. Nunca me ha interesado fotografiar «personajes», sino seres humanos a los que he podido tratar y por los que he sentido curiosidad y hasta admiración, y esto vale también por los visitantes ocasionales que he mencionado antes, fueran algo, poco o nada famosos, eso no importaba.

Al mismo tiempo me ocupé de hacer reportajes fotográficos sobre Ibiza en revistas nacionales, como Blanco y Negro, Destino, El Correo de las Artes... Colaboré con Planeta para la guía sobre la isla que hizo Baltasar Porcel. Documenté también la visita de Don Juan de Borbón, que finalmente ABC no pudo publicar debido a la censura.

Los reportajes que no podía publicar en España los publicaba en el extranjero, como el reportaje de Don Juan, y aparecían firmados con mi apellido traducido al inglés.»

Los peores años

«Fui uno de los pioneros en experimentar los efectos de la quimioterapia»

«Buena parte de mi archivo fotográfico de los años 50 y 60 se perdió en 1972 debido a una inundación en mi laboratorio. Sobre todo había negativos, y fundamentalmente de arquitectura rural porque, como ya he dicho, fue lo que más me sorprendió de la isla desde el primer día que llegué.

La pérdida de aquel archivo fue un desastre para mí. Yo no me encontraba en Ibiza entonces, debido a que me estaba tratando de una grave enfermedad. Me habían diagnosticado leucemia, que entonces era incurable.

Lo que ocurrió es que, gracias a unos amigos médicos, conseguí acceder a un programa experimental en Estados Unidos con quimioterapia, un tratamiento que era por entonces completamente desconocido en España. Fui uno de los pioneros en experimentar los efectos de la quimioterapia. Me enviaban a Barcelona las dosis inyectables, en una cajita de madera, y el médico me lo inyectaba. Me hacían análisis continuamente e iban enviando los resultados a la clínica de Estados Unidos. Así durante un año. Gracias a esto estoy aquí y no criando malvas.

Pero fueron tres años terribles, con el añadido de la pérdida de mi archivo fotográfico. Rompí la sociedad en Megafoto y dejé también la tienda de la avenida España. Me quedé sólo con la de Sant Antoni.»

Gasolinera, camping y melocotones

«Otros fotógrafos habían abierto sus tiendas. La competencia era ahora mayor»

«Tuve que pensar en abrir otros negocios diferentes para poder vivir, ya que, después de casi cuatro años sin poder trabajar, vi que el mundo de la fotografía ya no era suficiente. Además, otros fotógrafos habían abierto sus tiendas. La competencia era ahora mayor.

Mantuve mi negocio de postales en Sant Antoni y, entretanto, se me ocurrió la idea de abrir una gasolinera, la Tramontana. Con muchas dificultades burocráticas conseguí inaugurarla en marzo de 1974. Al cabo de pocos años se hizo una sociedad anónima, en la que intervino un hermano mío, y acabé vendiendo mi parte.

Después de esta experiencia monté un camping en playa d´en Bossa, el camping Garbí. También tuve algunos problemas al principio, no solamente burocráticos, pues la idea no gustaba mucho a los hoteleros, aunque después se vio que aquellos que un día vienen de camping al cabo de unos años vuelven y se alojan en hoteles... El Garbí duró diez años y hubiera durado muchos más si los propietarios del terreno no lo hubieran vendido.

Había trabajado mucho allí: habíamos plantado más de 300 árboles y habíamos creado una infraestructura muy buena, con luz y agua corriente, creando un trazado que luego ha servido para crear la calle que hay ahora.

Después del camping, que funcionó muy bien, alquilé una pequeña finca en Sant Llorenç y monté una explotación de melocotones. Mi experiencia como agricultor, sin embargo, no me fue demasiado bien.

Me asesoré muy bien por peritos agrícolas y adquirí la mejor maquinaria. Venían unos podadores estupendos de Lleida. Y después de ocho años, cuando iba a empezar a ser rentable por fin, se inauguró la línea de barco de Dènia a Ibiza, a través de la cual empezó a llegar la fruta de Murcia a unos precios muy baratos con los que no podíamos competir. Siempre digo que con esta experiencia agrícola me hice más sabio que rico.»

La naturaleza abstracta

«Siempre he intentado darle a la fotografía un sentido estético»

«No he dejado nunca de hacer fotos, claro, aunque la última postal la hice en 1990. Mis postales antiguas se han seguido vendiendo siempre. Obviamente, ya casi nadie compra postales, todo el mundo se hace sus propias fotos con la cámara digital. A mí me acaban de regalar una ahora, pero todavía no he entrado en ella, creo que necesito una clases previas.

Hice una exposición en el año 2000, ´L´abstracte en la natura´, de la que quedé satisfecho, pues era un tipo de fotografía que no se había hecho: observando el suelo desde la altura de mis ojos fotografiaba los estanques de las Salinas. El resultado fue un conjunto de fotografías que son como cuadros abstractos. No buscaba cosas extrañas, simplemente fotografiaba lo que veía a la altura de mis ojos, en un espacio maravilloso como es el de los estanques de las Salinas. Surgieron unas imágenes interesantes.

La fotografía ha sido muy importante para mí. Ha sido sobre todo un oficio. Es discutible que la fotografía sea un arte. Muy pocas veces, me parece, la fotografía llega a serlo. Pero yo he intentado siempre darle a mi trabajo un sentido estético.»