En su primera exposición ya presentó solamente pintura abstracta, aunque tuvo una formación académica basada sobre todo en la figuración. Carles Guasch (Santa Eulària, 1957) es uno de los pintores ibicencos más fecundos de las últimas décadas y sus obras muestran siempre un riguroso trabajo de composición y un estilo muy personal y reconocible. Comprometido con el arte en Ibiza, dirigió una galería en los años 80 y hoy preside la Asociación de artistas visuales de las Pitiusas.

—Una retrospectiva siempre es un momento para analizar, reflexionar sobre el trabajo propio.

—Tengo una manera de trabajar muy particular, trabajo siempre dentro de un mismo campo de composición, pero diez años es tiempo suficiente para ver cambios, sin saltos en el vacío, una evolución muy clara. La retrospectiva es una manera de analizar lo que hacía hace diez años y compararlo con lo que hago ahora. Doy a conocer esta pequeña evolución de mi obra en estos diez años en los que los contrates cromáticos también han ido cambiando.

—Tal vez esta década ha sido el periodo de su madurez como artista.

—No lo sé, porque vamos madurando siempre, día a día. Pintar es ir buscando, es un camino. Es necesario estar insatisfecho siempre, pues eso nos anima a seguir buscando.

—Su mundo siempre ha sido el de la abstracción.

—Antes de ser pintor abstracto, hice paisajes, bodegones, retratos..., cosas que te ayudan mucho para la composición, que te enseñan bien el oficio, quien diga lo contrario se equivoca, pero mi primera exposición fue ya de pintura abstracta. Todo lo que había pintado antes lo consideraba ensayos, primera pruebas. Para mí la abstracción significa libertad. Nos rodea mucha abstracción en la realidad, en los objetos que vemos. Sacar de contexto estas formas que nos rodean y hacer una composición a tu manera, como si fueran notas musicales para tu composición libre... Bueno, esta libertad la encuentro solamente en la abstracción.

—¿Cómo definiría su pintura?

—Ya sé que es una manera de hablar muy general, pero me gusta pensar que lo que hago es una abstracción lírica.

—¿En qué medida le ha influido la tradición de pintura abstracta en Ibiza?

—Tenía referencias de los pintores abstractos que habían trabajado en Ibiza y estos conocimientos siempre te ayudan a enriquecer tu propio mundo. En Ibiza siempre ha habido muchos abstractos puros, aunque no muchos ibicencos... Tur Costa es uno de ellos. Calbet no era tan abstracto como Tur Costa. Y luego están los pintores abstractos que exponían en Ibiza, por ejemplo en la galería Van der Voort, como Hernández Pijoan. Sí, claro, el ambiente ha influido en mis propias obras, me ha ayudado a crecer.

—Y la abstracción en Ibiza continúa vigente, sigue habiendo muchos pintores abstractos.

—Sí, pienso que sí. Y la gente, el público, lo recibe bastante bien. Ibiza es un lugar muy internacional y la abstracción caló profundamente en su momento, con un gran número de pintores extranjeros, se ha respirado mucha abstracción. Por otra parte, como digo, la gente de Ibiza, no sólo los artistas, sino el público, se ha acostumbrado muy bien al arte abstracto, le gusta y lo sigue.

—Además de la abstracción que se hacía en Ibiza ¿también ha seguido la española en general?

—Viví en Barcelona algunos años y frecuentaba las galerías. Hacía también muchas escapadas a Madrid, en cuyas galerías siempre había artistas de el Grupo El Paso, a los que me acostumbré y me siguen gustando mucho. Vi muchas formas de abstracción. Aprendí, desde muy joven, que la abstracción no tiene límites, que existe un abanico de posibilidades muy amplio, más incluso que en la figuración.

—En cualquier caso, la abstracción ya no representa la vanguardia de nuestros días y la pintura figurativa ha recobrado un nuevo pulso muy importante.

—Sí, claro, pero es una pintura figurativa muy personal, que se trabaja con muy distintos medios, incluso con fotografía. No tiene nada que ver con aquella figuración contra la que reaccionó la pintura abstracta. Es una figuración mucho más creativa e imaginativa.

—En los años 80 dirigió la galería Skiros, situada en el puerto. ¿Qué recuerda de aquella etapa?

—Bueno, aquella etapa me ayudó mucho a compartir la visión de la gente que nos visitaba. El público tenía mucho interés en saber lo que se hacía en Ibiza. Yo tenía obras de muchos artistas de la isla, figurativos y abstractos. El puerto era un sitio de paso y quería mostrar a los que nos visitaban un panorama de la pintura de Ibiza, desde Calbet a Pomar o Ferrer Guasch, en fin, un poco de todos.

—¿Cómo ve hoy el mundo de las galerías de arte?

—Las galerías lo tienen muy difícil y lo están sufriendo más que nunca. No solamente por la crisis, sino por el contexto social. Antes la gente iba más a las galerías a ver arte. Ahora se va más a los museos. No en el caso de Ibiza, precisamente, donde la gente va más a las galerías que al museo... pero sí en la mayoría de ciudades. La galería era el referente más importante, pero ahora se han quedado arrinconadas en beneficio de los museos donde para entrar hay que hacer colas kilométricas. Lo tienen muy difícil. Yo creo que, por su labor cultural, las galerías deberían tener apoyo institucional. Ahora, de esta manera, es difícil su subsitencia, no puede competir con otros comercios, lo locales son carísimos...

—¿Cuál es la situación del arte hoy en Ibiza?

—Lo veo bien, al menos en su parte creativa, en el comercial creo que no tanto, porque la crisis ha afectado. Pero el artista, con crisis o sin ella, sigue trabajando. Lo que veo también es que ahora hay más atrevimiento al exponer que antes. El aprendiz a pintor enseguida piensa en exponer su obra y esto es un error. No es lo mismo ser pintor que ser artista. Hay mucha afición a pintar y hay muchas exposiciones, pero la cantidad no hace la calidad.

—Hay en Ibiza muchas exposiciones, sobre todo en bares.

—Hay mucha confusión. No se puede exponer todo lo que se pinta. No ayuda al público. Pienso que hoy en Ibiza, en la pintura, hay mucho atrevimiento en el sentido negativo.

—¿Y las salas públicas?

­—Hay pocas y son muy mejorables. Se hace lo que se puede, ya lo entiendo, pero deberían mejorar mucho. También necesitaríamos un museo que respondiera a las necesidades reales de la isla. En realidad hay mucho por hacer en temas artísticos.