Tres religiosas del Instituto del Verbo Encarnado llegan hoy a Formentera para fundar una comunidad en la anterior casa de las Hermanas de la Caridad de Sant Vicente de Paúl, que cede sus instalaciones del Colegio de la Virgen Milagrosa, en Sant Francesc. Las hermanas son María de la Natividad, María Lucero del Alba y María del Apocalipsis, las dos primeras de origen argentino y la tercera ecuatoriana. Con la presencia de estas monjas se cubre el hueco dejado por las Hermanas de la Caridad de Sant Vicente de Paúl, que en julio del pasado año dejaron Formentera por falta de relevo en su misión.

El párroco de Formentera, Miguel Ángel Riera, ha sido uno de los impulsores de esta nueva fundación que el obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura, creará oficialmente durante la eucaristía que oficiará en la iglesia de Sant Francesc Xavier el próximo domingo a las 12 horas.

Falta de vocaciones

El párroco detalla que tras el cierre de la anterior casa de religiosas y ante la falta vocaciones en España para cubrir la labor social, educativa y pastoral que realizaban, conoció por casualidad durante un viaje a Roma a tres hermanas del Instituto del Verbo Encarnado. Entonces decidió ponerse en contacto con la casa madre en Argentina, donde le comunicaron que existían más de cien peticiones desde España para fundar comunidades religiosas. Al poco tiempo recibió una llamada de la sección masculina de la orden que mostró un especial interés debido a que muchos de los religiosos del Instituto del Verbo Encarnado son descendientes de emigrantes de Balears. Miguel Ángel Riera elaboró y redactó el proyecto para la fundación en Formentera que fue aprobado por el obispado pitiuso.

Las religiosas que se establecen en la isla tendrán como misión desarrollar labores educativas en el Colegio Virgen Milagrosa y seguirán prestando su servicio a las personas mayores o con dificultades que lo requieran. Al mismo tiempo desarrollarán una labor apostólica y coordinarán las clases de catequesis.

El Instituto de las Siervas del Señor y de la Virgen de Matará es una comunidad de derecho diocesano fundada por el padre Carlos Miguel Buela el 19 de marzo de 1988 en San Rafael, Argentina. Cuatro años antes fray Buela había fundado la orden de los sacerdotes del Verbo Encarnado. Ambos institutos, la sección masculina y femenina, tienen también ramas contemplativas.

La cruz de Matará es el símbolo con el que se identifica a esta congregación y fue tallada en madera por un miembro de la tribu de Matará que había sido evangelizado por los jesuitas durante sus misiones en Argentina en el siglo XV. Esta cruz es de las más antiguas que se utilizó en la evangelización de Suramérica y por esa razón es especialmente venerada por la comunidad religiosa que ha adoptado su nombre.