El colectivo de controladores aéreos de Ibiza, que agrupa a 24 profesionales en la torre de control del aeropuerto, ha recibido la notificación oficial de Aeropuertos Nacionales y Navegación Aérea (AENA) del traspaso a Palma del sistema de aproximación de aeronaves para el que se han estado preparando durante un año y cuya instalación previa ha costado «varios millones de euros», según el delegado en la isla de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA), Diego Gómez Junquera. Esta decisión libera al centro ibicenco de un servicio competencia de la Administración central, concretamente de Navegación Aérea, y representa el «primer paso de la futura privatización del aeropuerto», añadió Gómez Junquera.

La medida, que AENA trasladó a la torre el 4 de febrero pasado (ver documento reproducido en la información) pero que asegura que todavía no se ha adoptado (los controladores temen que entre en vigor a principios de junio), no implica una reducción en la seguridad aérea pero sí representa una disminución en las atribuciones del personal de la torre en beneficio de sus colegas de Son Sant Joan, así como una merma en la operatividad de estos profesionales, según advierten.

Sont Sant Joan, deficitario

La imposibilidad de utilizar el radar de aproximación limitará el trabajo de los profesionales ibicencos al control de los aterrizajes y los despegues de las aeronaves. «Son Sant Joan es uno de los aeropuertos europeos de los denominados ´grandes´ con peores resultados y ratios», aseguran los sindicalistas. La gestión de la aproximación de Ibiza no sólo incrementará el volumen de trabajo del aeródromo mallorquín sino también sus ingresos. «Llevaban años detrás de esto y por fin lo han conseguido», lamentó Gómez.

Precisamente, la comunicación que advierte de la pérdida de este servicio a la torre de Ibiza está firmada por el director regional de Navegación Aérea, Andrés Torrecilla Ripoll. «Torrecilla siempre ha trabajado en la torre de Palma y llevaba años intentando llevarse el radar de aproximación. Ya lo ha conseguido, aunque ahora desde su puesto en Madrid», explica el delegado de USCA en Ibiza.

Este sindicalista, al igual que hicieron colegas suyos a este diario con anterioridad, advirtió de que la retirada del control de aproximación impedirá a la torre de Ibiza tener un mayor control del tráfico aéreo.

Ahora, los controladores, gracias al radar que no podrán utilizar pero que tienen instalado, receptan las aeronaves que se encuentran en un radio de 40 kilómetros y a una altitud de 2.000 metros. «A partir de junio, que es cuando nos retirarán el control de aproximación, tendremos que conformarnos con dirigir los aviones desde el momento en que los veamos. Será un control visual».

«Esta merma de operatividad del aeropuerto -agregan- se compensa con el esfuerzo de los controladores, la colaboración de los pilotos y la buena meteorología en verano». Cuando una de las dos últimas condiciones falla, «o las dos, las demoras en los aterrizajes son inevitables», sobre todo en los meses de verano, advierten las mismas fuentes.

Además, la torre de Ibiza «perderá el control sobre la ruta de vuelos de los aviones en llegada y salida, lo que empeorará irremediablemente la huella sonora sobre la isla», explican los controladores.

«La seguridad está garantizada -matiza no obstante Gómez- pero perderemos tal vez en agilidad».

El USCA insiste en que la eliminación de este sistema en la isla se ha decidido en virtud a una simulación que «no tiene ningún sentido. Carece absolutamente de validez porque la situación de tráfico que plantea no se ha producido en la isla en treinta años».

Datos contradictorios

«La simulación contradice todos los datos obtenidos tan sólo unos meses antes en Ibiza con situación real de tráfico aéreo y de la que nadie ha tenido ni tiene conocimiento hasta la fecha de hoy», añaden los controladores. E insisten en la incongruencia de la decisión con más argumentos: «(…) es aún más sorprendente si se considera la inversión y los recursos ya gastados y que el hecho de mantener la aproximación en Ibiza podría realizarse con la misma plantilla, con la misma masa salarial y con evidentes beneficios para la compleja operativa local del verano».

El sindicalista recordó las peculiaridades del aeródromo ibicenco (el quinto del país en operaciones en julio y agosto y el undécimo en el conjunto del año), y advirtió de que la complejidad de su tráfico, con un elevado número de movimientos de aeronaves privadas, «hace necesario un control más extenso y complejo que el que tendremos sin el radar de aproximación».

Métodos arcaicos

«Uno de los aeropuertos más importantes del país -añadió- utilizará los métodos más arcaicos. No tiene sentido», lamentó Gómez.

Otras fuentes del sector añaden que la retirada del sistema de aproximación «es un hecho absolutamente excepcional en España y probablemente en el mundo». «Actualmente -abundan en el asunto las mismas fuentes- la aproximación se realiza con procedimientos diseñados hace décadas, cuando el tráfico aéreo era muy inferior».