Con los adolescentes sentados en las butacas y hablando de sus cosas aparecen sobre el escenario la concejala de Cultura, Sandra Mayans, que confía en que alguno de ellos sea un rapsoda de éxito en el futuro, y el poeta Bartomeu Ribes, que hará de guía durante los 60 minutos que durará el espectáculo, reducido por la cancelación de la actuación de Projecte Mut por motivos personales. Su labor comienza recitando los versos de ´La poesia´, que Jordi Pàmies ha escrito especialmente para el Día Mundial: «Com el galop, mig oblidat, d´uns cavallets de fira, avui, a casa, ens sedueix l´encant d´un món feliç…». «Se ha traducido a una veintena de idiomas», comenta Ribes, que desaparece del escenario negro para que las palabras de ´La paraula´, de Marià Villangómez aparezcan pintadas en la tela del fondo.

Silvina Sodano, en penumbra, mueve los brazos, las piernas, la cabeza y el pecho al ritmo que marcan los versos en silencio y las olas del mar.

La calma del escenario no llega a algunas de las butacas, en las que los alumnos se revolucionan todavía más cuando Ribes, enclaustrado en la luz de un foco, anuncia que ha llegado su turno. Se encienden las luces sobre la platea y se escuchan algunos gritos cuando el poeta llama a Beatriz Zorrilla y Vicent Serra. Beatriz recita ´Mágica fórmula´, de Enrique Pérez Díaz, con la que anima a sus compañeros a ponerse botas de siete leguas, frotar lámparas con genio y agitar varitas mágicas. Imágenes de Bob Esponja, Aladin y la madrastra de Blancanieves apoyan su mensaje. Vicent lee mientras al fondo se proyectan cascadas, ventanas y selvas. «¡Bravo! ¡Bravo!», gritan los alumnos sentados en las butacas mientras tres adolescentes ponen voz a los acrósticos que han escrito en clase Claudia Vargas, Joan Juan, Marc Torres, Araceli Magali, Óscar Colomar, Maria Ferrer, Sonia Torres, Ana Escandell, Andrea Barbagallo, Víctor Manuel, Maria Clapés, Pau Ferrer, Gilson Adrian, Joan Marín y Christopher. Flor, fútbol, Ibiza, música, carnaval, xocolata y poema se lee en vertical, con las primeras letras de cada verso de los poemas.

Se apagan de nuevo las luces y la visión de Sodano convertida en una zombi para interpretar el ´Pido silencio´ de Pablo Neruda deja mudos a los estudiantes. Escuchan sin respirar el largo poema y gritan con terror cuando el micrófono se acopla y el chirrido ajeno al poema se incrusta en sus cerebros. Ríen a carcajadas al darse cuenta de que era sólo eso, un micrófono, y aplauden con unas sorprendentes ganas cuando la zombi y su mortaja de harapos caen muertos al suelo. Pero quedan todavía más aplausos y gritos. Los que dedican a Eva Vallespir al finalizar sus tres poesías en forma de rap que más de uno baila sin moverse de la butaca a pesar del «estaos quietos» que repite alguna profesora.

«Esta canción es por un futuro mejor, que sois vosotros», explica Eva. «¡Gracias! ¡Gracias!», chillan los escolares, las mismas palabras que repiten las profesoras de Sa Colomina Isa y Neus, cuando reciben 150 euros para material del centro a cambio de las poesías y los aplausos de sus alumnos.