Cincuenta personas enfermas de fibromialgia de Ibiza, de un total de más de un centenar en el conjunto de Balears, pasarán un test neuropsicológico para evaluar la memoria de trabajo (a corto plazo equiparable a la RAM de un ordenador) y el deterioro general del rendimiento cognitivo y emocional como consecuencia de esta dolencia. La licenciada en Psicología Ana Mantecón explicó ayer a la Asociación de Fibromialgia de Ibiza el estudio que lleva a cabo el equipo de Neurodinámica y Psicología clínica dirigida por el profesor Pedro Montoya de la Universitat de les Illes Balears (UIB) sobre el dolor crónico y el deterioro del rendimiento cognitivo de las personas afectadas por la fibromialgia.

«Entre los enfermos de fibromialgia se estudiarán con estos análisis las diferencias y deterioros en el procesamiento de la información con el fin de evaluar el dolor físico y emocional en el conjunto del estudio», explicó ayer Ana Mantecón, quien añadió que se trata de analizar hasta qué punto la fibromialgia afecta a la memoria de trabajo y comparar los resultados con datos procedentes de enfermos de otras dolencias.

La psicóloga aseguró que la fibromialgia influye directamente en la memoria a corto plazo pero no incapacita al enfermo; «además de no ser invalidante es un efecto reversible», recalcó Mantecón.

El grupo de investigadores del departamento de Psicología de la UIB ha elegido como objeto de estudio para analizar la dinámica de la actividad cerebral al colectivo de pacientes de fibromialgia, que sufren dolor crónico. Los objetivos más inmediatos del proyecto consisten en saber cómo procesa el cerebro el dolor que sufren estos pacientes y establecer, si hubiera, diferencias entre este procesamiento y el que se lleva a cabo en el cerebro de un individuo que no sufre esta dolencia. La hipótesis de partida del trabajo dirigido por Montoya es que existe un procesamiento anómalo de la información que llega al cerebro de los afectados por la fibromialgia. El grupo de investigadores también trata de establecer la función que desempeñan los factores emocionales y sociales en la percepción del dolor, especialmente el crónico. Éste y otros estudios ponen de relieve que los factores sociales y emocionales resultan de una importancia capital en la percepción subjetiva del dolor. Asimismo, el objetivo del estudio persigue la correlación del procesamiento cerebral anómalo con determinados síntomas del paciente, como los cuadros depresivos, la ansiedad y los trastornos de atención, memoria y concentración.

El trabajo terminará a finales de año, según las previsiones de la psicóloga que forma parte del equipo de investigación de la UIB. «Esto es lo que se prevé ya que en primer lugar se ofrecerán los resultados a los participantes y después se publicarán las conclusiones», explicó Mantecón.