Cruz Roja de Ibiza ha formado un equipo integrado por cinco psicólogos –entre ellos su coordinador, César Cortés– y 14 voluntarios para intervenir en las emergencias que requieran de apoyo emocional a las víctimas o sus familiares, una tarea que hasta principios de este mes desempeñaban siete profesionales del Colegio de Psicólogos de Balears a través de un convenio con el Govern. La prórroga de este acuerdo se agotó sin haber sido adjudicado el servicio de apoyo psicológico mediante concurso, tal y como requiere la Ley de contratos públicos.

«Explicamos nuestro modelo, que incorpora un aspecto más social en la atención, gracias a los voluntarios, y a la conselleria le pareció interesante ponerlo en marcha como experiencia piloto», comenta la jefa de los servicios de Socorro de Cruz Roja en Balears, Victòria Abellà, que ayer se trasladó a Ibiza para participar en una jornada formativa al equipo que dará servicio a las Pitiusas.

Esta cobertura psicosocial, como se ha denominado, se proporcionará mientras se adjudica definitivamente este servicio mediante un concurso público que la conselleria balear de Interior espera tener listo en el próximo mes de mayo. En caso de resultar positiva, la aportación de los voluntarios se podría incorporar también a las condiciones de la futura contrata.

Los voluntarios permiten a los psicólogos olvidarse de todo lo que no sea la atención emocional de las personas que lo requieran en un caso de emergencia, por ejemplo. De este modo, ante cualquier accidente se activará «un equipo de, como mínimo, un psicólogo con dos voluntarios».

Abellà explica que los cinco titulados son expertos en «detectar situaciones que requieran atención especializada» y derivarán a los servicios de salud mental los casos que lo requieran. Mientras, los voluntarios mediarán entre estos profesionales y el resto de efectivos de emergencia. A la vez, atenderán otras situaciones menos exigentes en una crisis, «como la necesidad de compañía, pequeñas crisis de ansiedad o, en caso de que haya niños, los apartarán de la situación traumática». Para ello, entre su equipo, los voluntarios disponen de material de primeros auxilios, pero también algunos juguetes «o paquetes de pañuelos», comenta Abellà, para ilustrar el amplio abanico de situaciones en las que estos voluntarios aportarán calor humano a las víctimas.

Además de estar localizables durante sus turnos de guardia, los equipos se preparan en simulaciones de las situaciones a las que se pueden enfrentarse e intercambian experiencias sobre los casos que atienden.

Abellà admite que el equipo de Ibiza y el resto de islas «se han organizado en poco tiempo», y en el caso de las Pitiusas todavía se busca a un titulado para Formentera. De todos modos, se muestra satisfecha por «el perfil» de sus integrantes, en el que se ha buscado voluntarios «con habilidades personales que faciliten el apoyo emocional» en situaciones difíciles y han sido seleccionados entre los más adecuados de los distintos grupos asistenciales de la organización, principalmente de la Unidad de Emergencia Social (UMES), que ya trabaja con apoyo psicológico.

El equipo de Ibiza, que empezó contando sólo con el coordinador, ya ha intervenido en su primera emergencia. Fue el pasado 4 de marzo, en un incendio ocurrido en una vivienda de Sant Antoni en el que se produjo un fallecido.