La tripulación de la lancha rápida del SVA destinada en Ibiza y Formentera, compuesta normalmente por entre cinco y seis profesionales, se hizo a la mar la noche del viernes 26 de febrero para realizar una de sus habituales ´rondas´ marítimas. Poco después de dejar el puerto de Vila, el radar detectó el «eco» de una embarcación que se movía a una velocidad excesivamente alta a una distancia aproximada de 40 millas náuticas al Este del faro de la Mola, en Formentera. Inmediatamente, el ´Águila III´ trazó el rumbo para interceptar la embarcación, demasiado «sospechosa».

Del relato de la operación, facilitado por fuentes judiciales (los agentes del SVA no quisieron ofrecer información), se deduce que la embarcación de los narcotraficantes también detectó su presencia, ya que su rumbo errático obligó al SVA a variar constantemente su derrota hasta darles finalmente alcance, alrededor de las 23,30 horas.

En cuanto la embarcación rápida (una semirrígida de unos diez metros de eslora dotada de al menos cuatro potentes motores y ocupada por tres personas) se hizo visible, la tripulación del SVA inició el protocolo de advertencia para proceder a su detención: señales luminosas y sonoras y comunicación directa mediante potentes altavoces. Todo ello a una velocidad aproximada de treinta nudos (la media que alcanzan los rápidos que unen las Pitiusas). Los narcotraficantes, al verse acosados, iniciaron una trayectoria «peligrosa, audaz» para intentar dejar atrás la estela del ´Águila III´. En su huida, se desembarazaron de la droga lanzando los fardos al mar. En total, según calcula la misma fuente, se deshicieron de entre sesenta y setenta paquetes herméticamente cerrados con 30 kilogramos de hachís cada uno. Su peso provocó que toda la droga se hundiera, aunque los agentes pudieron recuperar uno de los fardos. Finalmente, cuando la planeadora se deshizo de toda su carga y pudo aumentar su velocidad al desprenderse de un peso aproximado de alrededor de dos toneladas, dejó atrás a la embarcación del SVA, que desistió de perseguir a los ´narcos´.

Los investigadores creen que la planeadora partió de algún punto de la costa de África. Su posible destino es una incógnita, pero podría situarse en el Levante español, Francia, las costas de Italia e incluso Ibiza, donde los narcotraficantes podrían haber alijado su carga de hachís en alguna parte del litoral, como ya ha sucedido en otras ocasiones. «Es una ruta habitual, como habitual era la carga y el modo de transportarla», explicaron las mismas fuentes judiciales, que prefirieron mantenerse en el anonimato.

La planeadora se perdió trazando una derrota hacia el Este, dejando Mallorca por su borda de babor (como se indica el gráfico superior) e internándose en aguas internacionales. No será la última que atraviese las aguas pitiusas. Al menos ésta se dejó su carga en el mar.