Alzina asegura que los docentes no deben perder nunca «la capacidad de maravillarse de lo que son capaces de hacer los niños». Como ejemplo describe una clase de tercero de Primaria en la que se trabajaba un proyecto sobre el origen del universo. «Un niño trajo un magnífico dvd, pero mientras lo miraban una alumna no dejaba de preguntar ´¿había vida?´. ´No´, le respondía la profesora una y otra vez, algo cansada de las interrupciones. Y la niña preguntó finalmente ´y si no había vida ¿quién filmaba?´ Se estaba preguntando por el origen de la ciencia, ¿cómo sabemos que pasó eso?». El conferenciante defiende también que hay que educar a personas alegres, porque un nuevo conocimiento es siempre una alegría, y destacó que los maestros no deben tener miedo a equivocarse. «Si no quieres equivocarte, no quieres aprender. Penalizamos demasiado los errores, sin ellos no se aprende. No hay que tener miedo a equivocarse, porque éste nos lleva a rechazar hacer cosas nuevas», explicó animando a los profesores a hablar entre ellos y buscar soluciones a los problemas que se plantean en el aula: «Esa sería la verdadera formación permanente».