El oncólogo Rafael Morales remitió ayer una carta a este rotativo en el que lamenta su salida «involuntaria» del hospital Can Misses y los trastornos que ocasionará su marcha a los pacientes que atendía en el centro. Pero la principal razón que esgrime para renunciar a su plaza en Ibiza es su frontal rechazo a las medidas que le proponían desde el Ib-Salut para superar la congestión que padece este servicio a costa de reducir la calidad del servicio.

En sus propias palabras, durante los cinco años que ha trabajado en la isla, Morales asegura haber visto «cómo se degradaba la situación laboral, cómo crecia un malestar que dificultaba las relaciones personales hasta el punto de entorpecer la tarea profesional». No ha tomado la decisión de marcharse por sus problemas, asegura, sino por la desmotivación que le han provocado.

Según Morales, ante «el progresivo aumento de la presión asistencial» provocado por la marcha de uno de los tres oncólogos de Can Misses, se le presentaron varias alternativas que supondrían deteriorar la calidad de la atención que dispensa a los pacientes de cáncer: «Disminuir el tiempo de asistencia médica que se dedica a cada paciente, crear una lista de espera, que las revisiones y cuidados paliativos los realizasen los médicos de Atención Primaria». Además, asegura que en las medidas propuestas no se contemplaba «los casos de pacientes que acuden a la consulta sin cita previa por presentar toxicidad, por una sospecha de recaída o para solicitar información».

Por ello, y por la falta de reconocimiento a los resultados que ha logrado en Can Misses, el especialista asegura que ha perdido «la ilusión por trabajar». A pesar de que se ha reducido el tiempo medio de hospitalización de cada paciente, el gasto farmacéutico y se ha aumentado el número de visitas en el servicio, Morales asegura que ha escuchado más de una vez la frase: «¡Total, para lo que hacéis en Ibiza!». Tampoco le han gustado las críticas a la Unidad de Paliativos.

Admite que el principal perjudicado por su salida del centro es «el paciente», al que pide perdón, y añade que ha tenido que escoger entre su felicidad y la de su familia: «O la oncología que me proponían en Ibiza», añade.

Tras la marcha de Morales en Can Misses sólo se cuenta con un oncólogo de los tres previstos en el hospital y éste ocupa la plaza de manera interina. Las tres plazas previstas salieron a concurso por oposición a mediados de este mes dentro de un catálogo de 85 puestos de especialista por cubrir en Ibiza, más de la mitad de los 144 contemplados en el catálogo de plantilla. (Texto íntegro de la carta en la página 16)