Pedro Juan Hormigo es el autor de la escultura de bronce que desde el pasado domingo por la noche preside la plaza de la Iglesia de Santa Gertrudis, una estatua sedente de Manuel Abad y Lasierra, que fue el primer obispo de Ibiza, entre 1783 y 1787.

La obra ha sido sufragada conjuntamente por el Consell Insular y el Ayuntamiento de Santa Eulària, dos instituciones que accedieron a la petición del actual obispo de la isla, Vicente Juan Segura, una vez que se llevó a cabo la remodelación de esta plaza, que ha sido sometida a una profunda transformación.

Pedro Juan Hormigo señala que esta escultura es el resultado del trabajo de algo más de un año, entre estudios de maquetas y el trabajo de la talla en sí. La estatua representa a Manuel Abad y Lasierra vestido de obispo y empotrado en su silla episcopal, en una disposición que, según el escultor, intenta hacer una aportación a la representación de este personaje histórico. Pedro Juan explica que la postura del obispo como aprisionado dentro de su silla se ha buscado intencionadamente para relacionar la figura de Abad y Lasierra con el urbanismo de la isla.

La estatua no es una pieza opaca, sino que presenta una apertura en forma de puerta en su parte anterior y otra en forma de ventana en la trasera. La combinación de estos vanos con la parte posterior de la silla recuerda no sólo las casas payesas (las pocas construcciones que había en la isla en el siglo XVIII), sino también las iglesias rurales que surgieron en los diferentes núcleos que diseñó el primer obispo en su concepción del desarrollo urbano de la isla.

El vacío delantero representa la puerta de entrada a un templo, completada con la escalinata que recuerdan los pliegues del vestido episcopal. Además, la cruz colgada del pecho del obispo es otro hueco que permite el paso de la luz solar y que recuerda el símbolo cristiano de las casas payesas con el que sus moradores expresaban su religiosidad.

El hueco de la parte posterior permite al observador introducir la cabeza dentro de la estatua, con lo que podrá comprobar la existencia de una cúpula, otra representación de las iglesias pitiusas. También la disposición de las dos piernas representa su ámbito de actuación en las dos islas de Ibiza y Formentera, y entre las dos, los pliegues del vestido serían una figuración del mar.

La estatua, realizada íntegramente en bronce, contiene entre 300 y 400 kilogramos de este material y su altura es de 1,60 metros. El molde lo realizó Pedro Juan Hormigo en su taller de Sant Antoni y lo remitió a los talleres de Alfa Arte en Eibar (Guipúzcoa), donde se llevó a cabo la fundición. Se trata de la misma instalación en la que se ha realizado la fundición del elefante de siete metros de altura de Miquel Barceló que presidirá una importante plaza en Zaragoza.

Los acabados finales de la estatua de Abad y Lasierra se han llevado a cabo posteriormente en el taller del escultor ibicenco en Sant Antoni.

Pedro Juan Hormigo confiesa que tuvo que documentarse para conocer la figura de este primer obispo de la diócesis ibicenca, que permaneció en el cargo por un breve espacio de cuatro años, pero que llevó a cabo una intensa actividad.

Una figura «polémica»

«Entiendo que su figura puede ser polémica», señala el escultor, aunque cree que la historia debe reconocer a este ilustrado, de familia rica que quiso transformar económicamente la isla, los grandes esfuerzos que realizó para conseguirlo. Además de diseñar el futuro urbano de Ibiza, la obra de Manuel Abad y Lasierra tiene en su haber la captación de recursos para construir el primer hospital público de la isla.

La inauguración oficial tuvo lugar el pasado domingo por la noche, durante la celebración de la fiesta de la tercera edad de Santa Gertrudis, incluida en el programa general de las fiestas patronales de la localidad.

La estatua de Abad y Lasierra es la tercera de las esculturas públicas de Pedro Juan Hormigo, después del busto de Joan Marí Cardona en Sant Rafel y del monumento al salinero en Sant Francesc de ses Salines. Todas ellas están hechas en bronce.

Un taller del País Vasco

La fundición de la obra en bronce del escultor ibicenco se ha llevado a cabo en los talleres de la empresa Alfa (la de las máquinas de coser) en Eibar, Guipúzcoa, los mismo en donde se ha fundido el elefante de siete metros de altura diseñado por el artista mallorquín Miquel Barceló y que presidirá una plaza pública en Zaragoza. Esta obra será el emblema del centro comercial Aragonia, que incluye un hotel de cinco estrellas.