Licenciatura, milicias, doctorado, americanismo

«Me hice americanista por mi maestro, Manuel Ballesteros, de la Universidad de Valencia»

«Recién licenciado en Valencia me fui a Madrid para hacer el doctorado. Hice también milicias, en Ibiza, con el coronel Gotarredona, que como conocía a mi padre lo primero que me dijo fue: «¿Qué se piensa usted, que esto va a ser pan comido?» Me tuvo en banderas quince días. Daba un poco de miedo, era militar de pies a cabeza, las 24 horas del día. Recuerdo que, como era verano, y yo pensaba que en mis ratos libres podía ir como me diera la gana, paseaba por el puerto con espardenyes. Hasta que un día me encontré con el coronel Gotarredona y me dijo que un oficial suyo no podía ir de esa manera por la calle. Me pasé el resto del verano paseando con corbata.

Acabé el doctorado en Madrid, que era el único lugar donde se podía entonces doctorar uno, en 1951, con Premio Extraordinario, con una tesis titulada ´La vida en el Perú en la época de Felipe II a través de los papeles de la Inquisición de Lima´. Investigué en la vida de los presos para conocer cómo era la vida de los españoles que habían emigrado a América. La única manera de conocer bien cómo era la intimidad de aquellas personas era leyendo los informes de la Inquisición. Me hice americanista por mi maestro Manuel Ballesteros, de la Universidad de Valencia. Él me llevó después a Madrid para hacer el doctorado y me dio el tema. Allí fui profesor ayudante de su padre, Antonio Ballesteros, eminente catedrático. Queríamos realizar un análisis de reacciones del español que llegaba al nuevo mundo, que se encontraba con un lugar completamente diferente y unas perspectivas insólitas, pero que se encontraba con una Inquisición que le ponía freno. Los papeles de la Inquisición no habían sido todavía bien explotados. Allí se encuentran los discursos de muchos españoles que se ven obligados a contar su vida delante de un tribunal. Y esas vidas, aquellos discursos, están llenos de informaciones valiosas que nos ayudan a conocer la época y el tipo de personas que emigraron.

Los archivos de la Inquisición están en Madrid, y parte en Sevilla, así que durante años me sumergí en ellos, fundamentalmente para la tesis doctoral, aunque he seguido publicando libros sobre este tema, aplicando los métodos analíticos que aprendí durante mi carrera.

De todas maneras nunca hice oposiciones a América, sólo me he dedicado a publicaciones, entre ellas las únicas que existen sobre las relaciones entre Balears y América».

Catedrático de historia

«Empecé a dar clases en la Universidad de Salamanca, donde estuve doce años»

«En 1955 hice oposiciones para catedrático de universidad. Las aprobé y empecé a dar clases en Salamanca, en la Escuela Superior de Comercio y en la Facultad de Filosofía y Letras. Fui el primer ibicenco en acceder a una cátedra universitaria de Historia. Aquel mismo año, después de aprobar las oposiciones, me casé.

Estuve doce años en Salamanca y allí nació mi hija, que ha tenido un expediente académico excepcional y ahora es catedrática de la UNED. De allí pasé a Oviedo, donde di clases entre 1967 y 1974. Luego estuve en el Ministerio de Educación, entre 1974 y 1977, donde ocupé el cargo de subdirector general de Centros Universitarios.

Al mismo tiempo de mi trabajo en el Ministerio, fui rector del Colegio Mayor César Carlos, una institución singular exclusivamente para titulados superiores que preparaban oposiciones y en la que sólo se ingresaba por méritos académicos. Era un colegio absolutamente elitista y en el que dos ibicencos hemos ocupado el cargo de Rector: Evelio Verdera y yo.

Después de mi etapa en el Ministerio, pasé a la Universidad de Alcalá. Fui uno de los refundadores de esta Universidad y tuve el honor de dar la Lección Magistral el día de la inauguración. Allí estuve entre 1978 y 1989, fecha en la que los socialistas decidieron jubilar a todos los catedráticos universitarios con 65 años.

Soy decano honorario de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá. Allí redacté el plan de estudios, conocido como Plan Escandell, que contemplaba asignaturas novedosas como geohistoria, estadística aplicada y técnicas gráficas y epistemología histórica.

Ha sido un gran honor recibir diversas condecoraciones, como la Orden de Alfonso X El Sabio, la Medalla del Ayuntamiento de Alcalá de Henares, la Medalla de Oro de Sant Jordi o la Orden del Mérito Civil».

Historia del Real Madrid

«Florentino Pérez me hizo el galáctico de los catedráticos de España»

«Entre los once libros que he publicado desde que me jubilaron, se encuentran los dos tomos de la Historia del Real Madrid, que me encargó Florentino Pérez con motivo del centenario del club. Se había asesorado y entre los que me recomendaron estaba Fernando Lázaro Carreter. La verdad es que casi me muero, lo llegué a lamentar muchísimo.

Un día me reunieron con una comisión del centenario, en la que había futbolistas, administrativos, directivos, etcétera, para que pudiera explicar qué era lo que iba a hacer. Yo les dije que no iba a escribir la historia de los futbolistas, de los goles, de las copas, porque todo esto ya era muy conocido, yo iba a escribir la historia de la entidad, con sus socios, su evolución, sus presidentes...

Pregunté dónde estaban los documentos y nadie lo sabía. Al final los encontramos, dispersos, sin clasificar. Tuve que nombrar a 15 investigadores del CSIC para la investigación. Deseaba huir a Australia, no veía la manera de sacarlo adelante. Pero al final lo acabamos. Eso sí, nada más terminar, me hicieron un chequeo médico y me encontraron una estenosis aórtica, que todavía tengo, de hecho he pasado mi onomástica este año en la clínica por esta causa.

Pienso ahora que, tal vez, Florentino Pérez me escogió por mis apellidos catalanes. Pero esto es mala idea mía, porque pienso que había catedráticos que podían haber hecho esto mejor que yo. Tal vez Florentino pensó que de esta manera lo criticarían menos».

´Ibiza y Formentera en la Corona de Aragón´

«Este libro ha sido objeto en Ibiza de una conspiración de silencio»

«A pesar de mi ´exilio´ profesional y de mi dedicación a los estudios americanistas, he publicado también diversas obras sobre la historia de las Pitiusas, como ´Aportación al estudio de las murallas renacentistas de Ibiza´ (1970). Participé en la redacción de la documentación necesaria para la candidatura de Ibiza Patrimonio de la Humanidad.

He podido concluir los cuatro tomos de ´Ibiza y Formentera en la Corona de Aragón´. Se trata de una obra general que, me parece, va a durar mucho tiempo...

De lo contrario no la hubiera escrito. Con el tiempo saldrán muchas monografías sobre temas concretos apuntados aquí, pero una obra general como ésta tardará mucho en salir.

En el fondo, este libro es la historia de la catalanidad en las Pitiusas. Estamos hablando de una historia de cinco siglos y aquí, en estas páginas, queda claro lo que le corresponde a Cataluña. Lamentablemente, ha sido objeto en Ibiza de una clamorosa conspiración de silencio.

Digo en el tomo IV que «difícilmente puede exagerarse el infortunio de nuestros antepasados como vasallos de tal señorío». Y así es, porque los cinco siglos inmutables de pobreza no tienen otro responsable que el feudo entregado por Jaime I al Arzobispado de Tarragona, un estamento de manos muertas, inmóvil, endémico, simplemente rentista. Tan rentista que llegó a arrendar su función juridiscional a un comerciante. La iglesia de Tarragona tenía las tres cuartas partes de Ibiza, pero fiscal y espiritualmente la dominaba entera. Durante cinco siglos la mantuvo pobre, miserable y analfabeta.

El caso de Honorat Joan es bastante ilustrativo. Este religioso observaba cada día con horror el estado en que se encontraban la isla y sus habitantes. Seguramente había nacido en Ibiza. Y un buen día se atrevió a protestar ante el arzobispo. Después, escribió también al Rey para exponerle la situación de miseria y abandono. El Rey pidió al Arzobispado de Tarragona que actuara y buscara soluciones para Ibiza. ¿Y qué hizo el arzobispo? ¡Excomulgar a Horonat Joan!

No me he callado nada. Siempre he seguido, como historiador, el principio ciceroniano: no silenciar nunca lo que conste ser verdadero. El feudalismo eclesiástico catalán fue una desgracia absoluta para Ibiza y Formentera. No ocurrió lo mismo en Mallorca, donde el Rey fue el propio conquistador.

Ahora he visto que atacan al obispo Abad y la Sierra porque se le quiere hacer una estatua... Bueno, este obispo era una personalidad impresionante, un hombre ilustrado y reformista, y a él le dedico casi cien páginas en el último tomo de mi libro explicando quién era y lo mucho que hizo por los habitantes de Ibiza».