El anterior Govern del PP incluyó entre las condiciones que debía cumplir la adjudicataria de la autovía del aeropuerto la compra de tres máquinas quitanieves, una operación a la que se destinarían 1,5 millones de euros repartidos en anualidades hasta 2030, según el proyecto definitivo adjudicado a la UTE Accesos Ibiza, integrada por Matías Arrom Bibiloni y la constructora Ortiz. «No hemos encontrado ni uno de estos quitanieves, pero ya se han pagado 96.436 euros por ellos. No pagaremos más», aseguró al pleno.

Esta cantidad se ha destinado a otras necesidades de la vía, afectada por frecuentes inundaciones. Cada año, según detallaron fuentes de la conselleria de Obras Públicas, se debían abonar 61.400 euros por esta adquisición, que se pagan desde septiembre de 2007, cuando se empezó a abonar el peaje en sombra por el que se adjudicó la vía. Carbonero puso este hecho como ejemplo de las cuestiones inexplicables que rodean el proyecto: «No se pensó en que la carretera podría inundarse pero sí se previeron nevadas», ironizó.

Entre los aspectos discutibles del proyecto el conseller también incluyó los drenajes inacabados de Platja d´en Bossa. A pesar de lo sostenido por el PP, el conseller insistió en que la dirección general de Recursos Hídricos emitió un informe desfavorable al proyecto en el que se advertía de las inundaciones que provocaría la solución adoptada para los desagües que llegan a la zona hotelera de Platja d´en Bossa.

El desagüe número 3 «era un auténtico despropósito», criticó el conseller, ya que «desembocaba en la zona marítimo-terrestre con un peligro evidente y constatado de inundación de los hoteles». En cuanto al número 2, «desemboca en un terreno particular en suelo rústico», por lo que nunca se aprobó.

El conseller citó dos cartas enviadas al grupo Fiesta Hoteles al que se informaba de que se construiría un emisario submarino para dar salida al canal de drenaje, aunque también se decía que era «una solución que ya construiría el siguiente Govern»: «O sea, nosotros».

Carbonero respondía a una pregunta parlamentaria de la diputada del PP Carmen Castro, que aseguró que la conselleria sabía desde agosto del 2007 por informes técnicos que los drenajes no funcionaban: «Han pasado dos años y no han hecho nada, es tiempo suficiente para hacer algo. Seguro que si esto ocurriera en Mallorca se habría solucionado el primer día». Castro acusó al Govern de haber estado sacando provecho político de los defectos de autovías realizadas en la pasada legislatura «y lo pretenden hacer dos años más», aseguró.

Tras ésta, Carbonero respondió a otra pregunta del diputado socialista Joan Boned en la que se pudo explayar con la decisión de construir la carretera en trinchera, lo que complica su drenaje. El conseller de Obras Públicas comentó que la calzada transita a ocho metros bajo la el nivel freático, «lo que equivale a un edificio de tres pisos, una enorme acequia asfaltada y hormigonada que recoge todo el agua que le cae encima».

El conseller no encuentra explicaciones a ese «pecado original», que fue construir la vía semienterrada en una zona «totalmente plana» y con un sobrecoste «monumental: vale el doble que una carretera igual en superficie». El nuevo acceso costó 86 millones de euros, «a 12,7 millones por kilómetro. Si se hubiera construido en superficie, no habría problemas».

Boned, por su parte, observó que, en lugar de las máquinas quitanieves «se debería haber contemplado la adquisición de zodiacs para las autovías navegables» de Ibiza». El parlamentario aludió a «pactos inconfesables» del anterior Govern de Jaume Matas como la única explicación al diseño en trinchera.