Lo máximo que han visto del Cementiri Vell los más pequeños de Formentera han sido los muros que lo rodean y los tejados abovedados de los pequeños edificios que lo circundan por el interior. Y no sólo los más jóvenes, algunos con bastantes más años tampoco han podido disfrutarlo, porque esta joya del patrimonio isleño de mediados del siglo XVIII fue tapiada a finales de los años 30 y aún no se ha abierto al público. Sin embargo, la conselleria de Cultura de Formentera indica que existe un proyecto para su apertura, pero a largo plazo, ya que en la actualidad se da prioridad al mercado payés y artesanal ´Gabrielet´ y la futura sede del Consell de Formentera. «En una legislatura uno no puede conseguir todo lo que se plantea inicialmente», comenta la titular del área, Sònia Cardona.

La consellera asegura que el complejo «tiene un alto valor histórico y patrimonial dentro del conjunto que fue declarado como Bien de Interés Cultural (BIC) y en el que se encuentra la iglesia de Sant Francesc». Además, destaca el «valor añadido que tiene por el hecho de que hayan pasado allí hechos históricos durante la Guerra Civil». La consellera se refiere al asesinato por parte de fuerzas franquistas del republicano Josep Tur Planells, conocido como Pep de na Damiana, el 25 de febrero de 1937. El historiador Santi Colomar hace referencia a este hecho para destacar «el alto valor que tiene el Cementiri Vell desde el punto de vista de la Memoria Histórica».

Cardona explica que la intención del Consell es abrir el cementerio «como espacio para uso público, como lo es el Jardí de ses Eres. En él se podría explicar tanto su uso, como la historia y los hechos que allí sucedieron». Sin embargo, el Consell de Formentera se encuentra con un problema: los terrenos son titularidad del Obispado de Ibiza y Formentera.

Respecto a una posible negociación, desde la Delegación de Patrimonio del Obispado indican: «En un principio estaríamos dispuestos a dialogar y se estudiaría cualquier propuesta, pero la última palabra la tendría el obispo, Vicente Juan Segura, con la opinión del párroco local», ahora Miquel Àngel Riera. Una posible fórmula, indican, sería «la colaboración que mantuvimos con el Jardí de ses Eres», cuyo suelo pertenece al obispado pero su uso actual es público. Se trata de una forma mixta que Cardona no descarta. En cualquier caso, desde la entidad religiosa se hace hincapié en que «a priori nuestra política es no deshacernos de los bienes que pertenecen al patrimonio eclesiástico». Por otra parte, desde el obispado se duda del posible uso público que pudiera tener el lugar: «Ya ha pasado en Ibiza. El cementerio parroquial de Sant Josep se convirtió en una plaza y a la gente mayor no le gusta pasear por allí, donde estuvieron enterrados sus padres».

La consellera de Cultura explica que su intención es integrar el Cementiri Vell en el marco urbanístico de la zona en la que se encuentra. Lo que actualmente son párkings de tierra y vías que rodean la necrópolis, se convertirán en los próximos años en la futura sede del Consell y el Museo de Formentera.

Además, la próxima circunvalación de Sant Francesc, aún en proyecto, bordeará la zona. Sin embargo, Cardona es tajante: «En ningún caso un departamento de patrimonio riguroso podría aceptar un proyecto que afectara la integridad del cementerio. En la condiciones actuales está garantizada su protección al cien por cien».

Del siglo XVIII a la República

Para encontrar la primera referencia a esta pequeña y austera necrópolis hay que remontarse a mediados del siglo XVIII, cuando el 19 de mayo de 1757 se trasladaron allí los restos enterrados en las fosa de la capilla de sa Tanca Vella y es Carnatge.

El historiador Santi Colomar, explica cómo «el 8 de octubre de 1837 el Ayuntamiento de Formentera acordó ampliarlo» y dos años más tarde también se llegó a un consenso para repararlo. El fin de la historia de este conjunto comenzó durante la Segunda República, cuando «se plantea la necesidad de construir un nuevo cementerio porque faltaba espacio», relata Colomar. Sin embargo, esta iniciativa no llegó hasta 1938, momento en el que el Cementiri Vell se encontraba en condiciones pésimas. Según el desaparecido historiador Joan Marí Cardona, la nueva necrópolis de Sant Francesc fue inaugurada en 1940. Por ello, es probable que la inscripción ´1938´ que figura a la entrada sea la fecha en el que comenzó su construcción. Desde entonces, los ladrillos se interponen entre Formentera y la historia.