Esta es la primera vez que la poetisa Milena Rodríguez visita Ibiza. El motivo: ofrecer una de las conferencias del curso ´Cuba, 1959-2009. Cinquanta anys de revolució´ de la décima edición de la Universitat d´Estiu. «Mi padre, [Guillermo Rodríguez, catedrático de Literatura Española de la Universidad de La Habana y también poeta], es amigo de Gonçal López, el coordinador. Ellos me invitaron a venir», cuenta después de ofrecer su charla bajo el título de ´Poesia a la Revolució i Revolució a la poesia´.

En tan sólo sesenta minutos, Rodríguez logra ofrecer una visión general de la relación entre poesía e historia de Cuba. Para ello, esta investigadora de la Universidad de Granada ha seleccionado a dos tipos de poetas: los que exaltan en sus versos la Revolución del 59 y los que la critican. «A principios de los sesenta, la mayoría de estos intelectuales son afines a la Revolución, ya que se pone fin a la dictadura de Batista. Pero al paso de los años, sobre todo a finales de esta década, comienza el desencanto con el régimen», cuenta esta poetisa.

Fragmentos de los poemas ´Pequeña historia de Cuba´, de Eliseo Diego; ´Declaración de amor´, de Carilda Oliver, y ´Vivir sin historia´ (poema con el que Rodríguez concluye su disertación en la sede de Eivisa de la UIB), de Gustavo Pérez Firmat, son recitados y comentados por la poetisa y profesora cubana. «No he podido leer todos los poemas que me hubiera gustado, pero he preferido seleccionar menos y comentarlos que no leer veinte», explica Rodríguez a sus alumnos después de recitar unos versos del poeta cubano Firmat, en el que expresa que «vivir sin historia es vivir».

Tener un padre poeta hizo que Rodríguez decantara su trayectoria académica y laboral por la Psicología. «Desde pequeña escribo poemas, pero no quería que se me conociera por ser hija de», confiesa después de deleitar a los asistentes con su dulce voz. Después de dos conferencias [ya que antes de ofrecer la suya ha asistido a la exposición de uno de sus compañeros de curso], se merece un descanso. Hablar sobre su trabajo y sobre su país natal no le supone ningún esfuerzo. En la entrada de la sede en Ibiza de la UIB y con un cigarro en la mano, esta psicóloga no tiene ningún inconveniente en contar por qué está en España ni en expresar su opinión sobre Fidel Castro y su régimen.

No es la censura del sistema castrista ni la ausencia del derecho a la libertad de expresión las causas de que Milena Rodríguez resida en Granada desde hace 12 años. «Yo no soy una exiliada cubana. Me concedieron una beca para estudiar en la universidad de esta ciudad», explica Rodríguez. «En un principio tenía pensado regresar a La Habana, pero decidí quedarme por las posibilidades, tanto académicas como laborales, que ofrece este país», cuenta. «Yo no he notado la asfixia de la que habla Abilio Estévez [escritor cubano que ofreció una conferencia en este mismo curso hace dos días], pero sí que coincido con él en que sientes un miedo que no sabes de dónde proviene», expresa. «¡Lo peor de todo es que hay gente que no reconoce que lo tiene porque se ha acostumbrado a vivir con este sentimiento!», exclama. «Se supone que es Raúl quien ostenta actualmente el poder. Sin embargo, Fidel no gobierna, pero está ahí. ¡Es como un gobernante fantasma!», manifiesta. De hecho, cree que hasta que no desaparezca Fidel, la situación en Cuba seguirá igual.

Durante su estancia en Andalucía, Rodríguez comienza a tomarse más en serio la poesía. Ser la ganadora del Premio Federico García Lorca para estudiantes universitarios con el libro ´El pan nuestro de cada día´ es uno de los motivos. «Con ese reconocimiento me doy cuenta de que no lo hago tan mal», expresa. Sin embargo, reconoce que no se puede vivir sólo de la poesía. Por esta razón, Rodríguez colabora como columnista en un periódico local de Granada. «Escribo sobre temas de actualidad, tanto de Cuba como de España», indica.

«En Cuba no existen periódicos independientes. Los medios de comunicación pertenecen al Estado, como todo», critica la poetisa. «No es de extrañar que ciudadanos de otros países sepan mejor lo que ocurre en Cuba que los propios cubanos», manifiesta. Ante esta falta de información, Rodríguez destaca el papel que están ejerciendo los blogs en Internet. «La gente que está detrás de los blogs demuestra que ha perdido el miedo a decir lo que piensa. Yo sigo los de varias chicas cubanas que cuentan el día a día de Cuba», señala. «Lo malo es que estas páginas webs están prohibidas en el país», lamenta.