El Ayuntamiento de Sant Antoni de Portmany ha impuesto al bar musical ´Mambo´, situado en la zona de ses Variades, una multa de 40.000 euros por una infracción muy grave a la ordenanza municipal que regula la emisión de ruidos. Esta es la sanción más elevada impuesta jamás en la isla de Ibiza por exceder el volumen de música permitido por las normas.

El equipo de gobierno informó ayer a través de una nota de que la decisión se ha adoptado después de las denuncias recibidas y tras haber comprobado, mediante los equipos de medición sonométrica de una empresa externa contratada al efecto, que dicho establecimiento producía una recepción de ruido en viviendas cercanas que superaba en 19,27 decibelios los 39,32 permitidos como máximo.

La multa, que podrá ser recurrida ante los tribunales de Justicia, fue acordada mediante decreto de Alcaldía el 17 de agosto pasado.

Este establecimiento ha tenido ya otras sanciones, aunque de carácter leve, en los últimos años, y ha sido objeto de reiteradas denuncias por los vecinos, a pesar de lo cual ha persistido en el incumplimiento de las ordenanzas, informó el Ayuntamiento.

El concejal de Gobernación, José Ramón Serra, explicó que, aparte de esta sanción, se han impuesto durante este verano otras seis de carácter leve, por valor de 800 euros cada una, acompañadas del precinto de los equipos musicales.

Las normativas que aplica el Consistorio para perseguir a los infractores en materia de ruidos son la Ley 1/2007 de 16 de marzo contra la contaminación acústica de Balears y el decreto 20/1987 sobre protección del medio ambiente contra la contaminación por emisión de ruidos.

Serra indicó que «durante esta temporada se ha continuado actuando contra la contaminación acústica y la emisión de ruidos y vibraciones. Este verano se han efectuado numerosos controles y se han realizado multitud de sonometrías, tanto en el interior de los locales y terrazas como, cuando ha sido necesario, en domicilios particulares».

Por otra parte, el concejal de Gobernación subrayó la colaboración que se está produciendo por parte de los ciudadanos y, también, por la mayoría de los establecimientos que, según aseguró, están cumpliendo con la ordenanza sobre la materia.

A su juicio, los efectos de las nuevas normativas están comenzando a demostrar efectos favorables, aunque señaló que no se trata de una «persecución» contra los locales de ocio, sino sólo de un intento por «garantizar la convivencia ciudadana y la conciliación entre la actividad de música, entretenimiento y ocio con el descanso de los vecinos».

Consultado el resto de municipios de mayor presión turística de la isla –Sant Josep, Ibiza y Santa Eulària– todos ellos confirmaron que ninguno ha llegado a imponer nunca una sanción de esta cuantía por exceso de contaminación acústica en sus respectivos términos.Amparada en dos normativas

La multa está amparada en dos normas diferentes: la ley balear contra la contaminación acústica y el decreto de 1987 sobre la protección del medio ambiente por emisión de ruidos.