La presencia de una nueva bibliotecaria, las imágenes de una excursión que un grupo de reclusos hizo el pasado invierno a Santa Agnès, el sesenta aniversario de la declaración de los Derechos Humanos y los peligros de los anabolizantes son algunos de los temas que se tratan en la revista Paso a Paso. La particularidad del tratamiento de estos asuntos reside en que quienes escriben sobre ellos son los internos de la cárcel de Ibiza y la secretaría general de Instituciones Penitenciarias ha concedido a Paso a Paso el segundo premio del concurso anual de periodismo que convoca. La dotación en metálico de esta distinción no es excesivamente sustanciosa, ya que consiste sólo en 150 euros, que se han repartido entre los colaboradores de la revista, pero da «una gran satisfacción personal», en palabras de Carlos González, subdirector de Tratamiento de la cárcel. «Además, el dinero lo ponemos nosotros», agrega con cierto sarcasmo.

«Padezco una enfermedad nerviosa, esquizofrenia, desde los 23 años a causa de los anabólicos», escribe en la revista uno de los reclusos, que lleva ya cumplidos tres de los cinco años y nueve meses de la condena a la que fue sentenciado por motivos que no explica. «Desde que estoy aquí, tú no estás presente. En este tiempo, más que nunca, pienso en ti, en nosotros. Y duele, duele a morir», ha redactado otro en una especie de poema en prosa, que ha titulado ´Mi amor´. El mismo autor firma un artículo de opinión sobre el aniversario de la declaración de los Derechos Humanos y reflexiona: «Seis décadas después esta declaración se considera aún una utopía. Y tú, ¿qué piensas?», pregunta a los lectores. La revista es el fruto de una de las colaboraciones que Cáritas presta al centro penitenciario. El presupuesto es de 3.000 euros anuales por cuatro números. «Potenciamos mucho Paso a Paso porque provoca que el interno tenga una actividad más. Es una tarea ocupacional y creativa y les motiva a explicarse, a contar sus historias», informa Carlos González.

Algunos de los internos apenas saben escribir, pero la revista tiene un coordinador, un trabajador social que se llama Jorge que les ayuda a hacerlo. «Nosotros sólo corregimos los originales y los retocamos un poco si es necesario», asegura el subdirector de Tratamiento. Un recluso brasileño que firma algunos de los artículos que aparecen en Paso a Paso, se encarga de la maquetación a través de un programa de ordenador. «Estamos contentos con el premio, pero no lo hemos celebrado en la cárcel. A lo mejor en el próximo número hacemos alguna mención, pero no hemos hecho una gran fiesta», comenta Manuel Vega Alocén, director del centro penitenciario de Ibiza. Unos 150 internos y veintidós en sección abierta, diez de ellos con control telemático, lo habitan actualmente. «Estamos un poco justos, pero bien, porque sólo sufrimos algo de sobreocupación en verano. De momento, no es preciso aumentar las plazas», considera Vega Alocén. Para él, la mejor noticia de estos meses es el inicio de la construcción de un polideportivo anexo a la cárcel. «Es que en los patios no pueden ni jugar al fútbol porque continuamente se dan contra las columnas», apunta un voluntario de Cáritas que asiste al encuentro.

Sólo la revista del penal de Aroca (Zaragoza) ha superado a Paso a Paso en la consideración del jurado. «Nosotros necesitaríamos una financiación mayor, y no lo digo por Cáritas, pero otras publicaciones penitenciarias tienen importantes ingresos por publicidad de bancos y otras grandes empresas, lo que les permite salir en color y con mayores medios», lamenta Carlos González. Algunos de los internos de la cárcel de Ibiza irán pronto de excursión hasta es Pou des Lleó. «Sólo falta que lo apruebe la junta directiva», puntualiza el subdirector. Es la próxima esperanza de un colectivo que sabe bien de pozos y de leones.