La comisión balear de Medio Ambiente pone freno a la construcción del campo de golf que el Grupo de Empresas Matutes proyecta en Platja d´en Bossa. La subcomisión técnica de la Comisión balear de Medio Ambiente informó ayer desfavorablemente el proyecto por «los efectos negativos» que podría causar sobre el entorno del Parque Natural de ses Salines. La comisión política se reunirá la semana que viene para ratificar el dictamen de los técnicos. De allí, el expediente pasará a la Comisión Insular de Ordenación del Territorio y Patrimonio Histórico Artístico (Ciotupha) del Consell para cerrar definitivamente el proceso y dar carpetazo al proyecto.

En concreto, los técnicos de la comisión balear de Medio Ambiente argumentan que la construcción del campo de golf afecta negativamente al 50 por ciento de la zona periférica de protección del Parque Natural de ses Salines con la introducción de especies alóctonas (la especie de césped, que puede extenderse más allá del campo de golf), a lo que agregan el riesgo de contaminación por la escorrentía de las aguas pluviales. «El agua de lluvia acabaría en la zona del Parque Natural y no se sabe qué podría arrastrar», apuntan fuentes de la conselleria de Medio Ambiente.

La decisión de la subcomisión técnica se fundamenta en los informes desfavorables presentados por todas las instituciones implicadas: la dirección del Parque Natural, la Red Natura 2000, Espais Natura Balears, todos ellos dependientes de la conselleria de Medio Ambiente; el Consell de Ibiza, el Ayuntamiento de Sant Josep, la conselleria de Obras Públicas, que argumenta que el proyecto puede afectar al drenaje de la autovía del aeropuerto, y la Agencia Estatal de Seguridad Aérea.

Altura de la pelota

Precisamente, el informe del organismo dependiente de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) tiene un peso sustancial. Prohíbe la construcción de nueve de los 18 hoyos previstos en el proyecto (el 2, 3 5, 6, 11, 12, 13 y 14) porque «disminuyen la seguridad de las operaciones de las aeronaves al no respetar las alturas marcadas por las servidumbres aeronáuticas». Cualquier instalación no puede sobrepasar en estos puntos los 19 metros de altura, cuando la altura máxima que puede alcanzar una bola durante el juego es del orden de 20 metros, según un estudio utilizado por AENA y avalado por la Real Federación Española de Golf.

De la misma manera, el informe de AENA también prohíbe la instalación de láminas de agua, tal como contemplaba el proyecto, porque podrían atraer aves, e implicar «un grave riesgo» para la seguridad del tráfico aéreo. Así, este documento obligaba a cambiar sustancialmente el proyecto.

La subcomisión técnica de Medio Ambiente ya analizó el proyecto en noviembre del año pasado y, pese a detectar «múltiples deficiencias», optó por dejarlo sobre la mesa a la espera de recibir informes pendientes, como el de Aviación Civil, y de que el promotor subsanara las deficiencias. Esta decisión no sentó nada bien al Consell de Ibiza.

El conseller insular de Política Territorial, Miquel Ramon, dijo entonces que no se lo esperaba y que no entendía por qué, después de tener durante 11 meses el proyecto, la comisión balear de Medio Ambiente pedía más información. De hecho, el informe emitido por el Consell señalaba que el proyecto del golf afecta de forma directa y «muy grave» al espacio protegido de ses Salines e implica una suma de impactos que «lo hacen inviable». El Grupo Matutes presentó el pasado 17 de julio la información requerida en un documento de más de 500 folios. Ahora, el Consell rehúsa hacer ningún comentario sobre la decisión de los técnicos, que refrendarán los políticos en el plazo de una semana.