El buen tiempo siempre es una señal. Cuando llegan estos días primaverales de cielos de azul indescriptible y los cantos de sirena comienzan a llamar desde la playa es que ya casi está aquí. Pero no. Puede que sea el ver de repente que las calles se llenan de gente, que los turistas que creíamos extinguidos vuelven a llenarlo todo poco a poco, primero un par de ellos, luego un grupo, más tarde una manada y así hasta el nivel mogollón. Aunque tampoco. Está todo más claro cuando empiezan a abrir todos los bares y los comercios y en pocos días barrios enteros, como la Marina o el West, o poblaciones como es Canar o Portinatx retiran del tirón todos los papeles de periódico que cubrían los escaparates y vuelve a haber cremas solares y gafas de snorkel y flotadores de flamencos, tortugas o lo que toque este año. Convendría ser más preciso. Está mucho más claro cuando los carteles de las carreteras, abandonados a la suerte del 'closing' desde el último octubre, comienzan a mudar de piel y ahora todo es 'opening' y donde antes ponía cara de malo dj Tal ahora nos hace un guiño dj Cual. Al fin y al cabo las discotecas son las que deciden cuando empieza o termina todo. Pero luego la mierda vuelve a salir a borbotones por el viejo emisario de la depuradora en la bahía de Talamanca y ahí sí. Ahí todo queda meridianamente claro. El primer vertido vuelve a ser el pistoletazo de salida. Queda inaugurada la temporada 2019. Es lo que tienen las tradiciones...