Ya no basta con no servir alcohol en los aviones, ahora la compañía aérea Ryanair ha pedido que no se sirva en los aeropuertos, al menos antes de las diez de la mañana. Se trata de una medida de seguridad para evitar escándalos en pleno vuelo. A una parte de nuestros turistas británicos, no vamos a meterlos a todos en el mismo saco, les gusta empezar la fiesta ya en el avión. Embarcan ya tajados dispuestos a liarla, sin importarle que en la aeronave viajen menores, que no tienen por qué presenciar el bochornoso espectáculo que ya nos regalan cuando llegan a la isla. En dos semanas ya se han desviado dos vuelos con destino a Eivissa procedentes de Belfast y Dublín a los aeródromos de Tolousse y Paris, respectivamente, precisamente por este motivo. Pero prohibir el alcohol en el aeropuerto es absurdo, vendrán mamados de casa. Este es solo un ejemplo de cómo por culpa del exceso de unos llegan los excesos de prohibiciones. Al final parece que todo se soluciona imponiendo más normas y arrinconando nuestra libertad. Mejor que pongan un control de alcoholemia en la cola de embarque y el que se pase, que no suba. A Ryanair se le da muy bien molestar a sus pasajeros, no creo que nadie se ofenda, ya nos tiene acostumbrados a humillarnos.