No pocos estudiantes de periodismo quieren ser corresponsales de guerra. Tampoco faltan los que desean ser estrellas televisivas o grandes cronistas deportivos. Incluso se dan casos de insensatos que quieren ejercer como columnistas. Los más listos aspiran al gabinete de prensa de alguna entidad muy solvente y con poca tendencia a la quiebra en la que puedan ejercer por un sueldazo una labor no agobiante que cese a las tres de la tarde. Sin embargo, a estas espoleables vocaciones debe unir el estudiantado la de reportero que vino del frío. Lo habrán visto estos días de nevadas y ventiscas, temporales y frío descarnado y punzante.

Ahí están ellos, haciendo conexiones en directo en medio de un páramo nevado o en el centro de Teruel o Ávila, Madrid o Galicia, etc., informando puntualmente de los copos que caen y de la temperatura que marca el termómetro. El otro día una televisión hizo una rueda de conexiones con ocho enviados especiales al frío. Información caliente.

Poner estos días el telediario es contemplar bellas estampas invernales. Es lo que tiene el invierno, que proporciona estampas invernales. La primavera sin embargo es más de proporcionar estampas primaverales. Las televisiones y web, los periódicos e incluso la radio (hay radios que se ven) envían estos días a decenas, centenares de periodistas a cubrir el frío.

Puedo resultar algo excesivo pero también es servicio público, claro, si bien detectamos cierta exageración y algo de regodeo. Eso por no hablar de la peligrosidad. A ver, no hay necesidad de mandar al reporter al centro del huracán, pudiendo informar del huracán desde un ladito, que luego pasa lo que pasa. No escasean los periodistas con exceso de celo, de esos que hacen una conexión al borde del mar, embravecido y con olas altísimas, con una lluvia de no te menees y sin paraguas. No nos enteramos de las corrupciones políticas, de la guerra en Ucrania, de la evolución del IPC pero sí de que está nevando en Algete, Somosierra o el puerto de la Bonaigua, donde deben extremar la precaución y utilizar cadenas. La información del tiempo vende y da audiencia.