Cuando se descubrió la primera culebra en Ibiza reseñé dos rasgos. Por una parte, se rompía el mito clásico de las tierras de Ibiza como refractarias a los venenos. Fue bonito mientras duró y yo lo usé abundantemente, aun sabiendo que era pura mitología. Y en segundo lugar me mostré muy sombrío con respecto al futuro, porque en Ibiza no existen depredadores directos y de haberlos, caso de los erizos, prefieren conseguir su alimento en circunstancias menos arriesgadas. Hoy en día sobra alimento para toda clase de bichos.

Esto debía ser en 2003 y es fácil comprobarlo, pues todo queda escrito. Las culebras llegaron, se multiplicaron y se han quedado definitivamente como dueñas absolutas de las tierras pitiusas. Ni siquiera las fieras ginetas presentan batalla, mientras sientan seguras a sus crías. De modo que estaba cantado que cualquier día batiríamos el récord mundial de culebra gigante. Y este día ha llegado. Comprendo que los técnicos del Consell se sientan admirados ante este ejemplar que sobrepasa en mucho, en peso y en longitud, los anales registrados.

Una vez más, Ibiza seguirá siendo famosa por sus desastres en las distintas comunicaciones entre biólogos de las distintas universidades y centros de control de especies.

Nos remarca otro hecho muy conocido, ante el cual todo el mundo cierra los ojos porque miles de persones viven de ello: los consells y en suma las autonomías apenas sirven para nada práctico, salvo para generar unos despilfarros descomunales. Hubiera sido fácil prohibir la entrada de los troncos de olivo, o en caso de autorizarlos hacerlo bajo control biológico. Pero nada de esto se ha hecho ni nada se hará. Más de cinco millones en nóminas nos costaron los dirigentes políticos de las Pitiusas en 2016.

Como en todo, venimos del enanismo de la miseria y de la sobriedad histórica obligada. Y hemos pasado a la orgía del colesterol y de los infartos: gordos, gruesos y mucho más grandes. Son récords de pena, como el que se avecina sobre Formentera y sobre Ibiza, con un 30% más de turistas que en el año pasado. Escape aquel que pueda hacerlo mientras esté a tiempo.