De un laberinto se sale por arriba, pensaba el fenicio cuando iba leyendo las distintas visiones sobre el problema de los alquileres turísticos, por lo que sigo pensando que un altísimo porcentaje de apartamentos se seguirán rigiendo por la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) y aún más, muchísimos dejarán pasar la oportunidad de legalizarse en el registro de la conselleria. Ni más ni menos.

No hay suficientes inspectores ni los habrá, por mucho que emprendan campañas de choque y con inspecciones intensivas aleatorias. Los inmuebles no se anunciarán en los portales profesionales ni en los circuitos accesibles desde España. En los países de origen se organizarán auténticas empresas submarinas -como por otra parte ya ocurre desde hace años- que facilitarán la llave incluso en su propio país. En esto son maestros los italianos y los británicos.

Serán los nuevos marginados, voluntariamente marginales, algunos de los cuales escaparán hasta del mismísimo radar de Hacienda, la local o la estatal, como supongo que ocurre con muchos vehículos de alquiler, taxistas pirata, servicios de prostitución masculina y femenina, alquileres de lanchas y limusinas, caterings adlib, fabricantes de ropa de moda, etc. De modo que si de verdad se quiere recaudar serán imprescindibles al menos dos cosas: unas leyes sencillas, claras y que sean fáciles de cumplir y dos, una nueva filosofía inspectora, con especialistas en Internet y que hablen al menos tres idiomas con fluidez.

El resto quedará para el escaparate, donde se pelearán el Partido Popular y el Pacto (tampoco mucho, un poquito y solo antes de las elecciones) y entre el propio Pacto se coserán a puñaladas traperas, por catar las mejores tajadas.

Por supuesto, aquellos apartamentos regularizados desde 2012 o los que se den de alta ahora, y todos los hoteleros se harán cargo de la gestión de la ecotasa, para que este Pacto de Perdedores se dedique a financiar las neuras catalanistas y proyectos que nadie ha solicitado y que no hacen la menor falta, cual la nueva facultad de Medicina y otras muchas que irán saliendo.

Por el camino quedarán muchas ilusiones y se cometerán muchas aberraciones, que pagará el desgraciado desavisado que pillen sin hacer los deberes. La perdiz no está del todo mareada, pero pongan atención al nuevo mantra: techo, aforo máximo de plazas. Así, hasta que en el mes de mayo presenten el bodrio o simplemente lo retrasen hasta el año 2018.