«La situación de los alquileres en Ibiza es terrible», la frase la ha pronunciado ahora el presidente de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Balears, José María Mir, aunque hace mucho tiempo que corre en boca de todos los ibicencos. Es un mantra que repiten los que tienen que cruzar el territorio comanche de buscar un piso de alquiler en la isla. Ibiza está en uno de los primeros puestos de esa lista de los sitios que corren el riesgo de convertirse en parques temáticos del turismo de masas, como ha sucedido en algunos barrios de Barcelona o en el casco histórico de Palma. A los propietarios no les interesa alquilar sus casas a residentes porque pueden sacar cinco o diez veces más renta alquilando a los turistas y solo en verano. Tener una vivienda en propiedad en determinados lugares es hoy un negocio al que es muy difícil resistirse, y tener varias es una bendición del cielo, así que las zonas más deseadas se van vaciando en invierno y se abarrotan en temporada.

Los trabajadores se tienen que buscar el techo en los límites del sistema. Cualquier espacio más o menos cerrado es susceptible de ser alquilado en verano, lo que ha convertido la picaresca en una gran estafa a la vista de todos. Y las administraciones siguen titubeando y poniendo paños calientes mientras el problema hace tiempo que se les fue de las manos.