Al menos hasta ahora se sabe que los ayuntamientos de Santa Eulalia, de Vila y el de Formentera son remisos al alquiler turístico en bloques y edificios de viviendas residenciales. Este último incluso ha pedido en pleno la modificación de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), mediante la cual muchos propietarios se protegen a la hora de alquilar sus propiedades.

No creo que lo consiga, pero ya demuestra una firme actitud frente a los abusos que actualmente están dañando mucho a la competencia que tiene sus instalaciones dadas de alta y al día de pago de las correspondientes obligaciones; dañan también el acceso a la vivienda de los ciudadanos que habitan todo el año y que se encuentran indefensos y no pocos van a parar a la calle. Otros, como los funcionarios destinados a ejercer su función en las Pitiusas no puede acceder a una vivienda en alquiler en condiciones, porque los propietarios la destinan al alquiler ocasional y efímero a los veraneantes.

Dudo de que la ley esté aprobada y en vigencia a principios del verano que viene y en caso de que lo esté, dudo mucho más de los poderes y de las posibilidades de la inspección de los ayuntamientos y de los Consells de Ibiza y de Formentera. Pero al menos es un paso en firme para empezar a sancionar a los incumplidores. Las sanciones, si son duras, actuarán de factor desalentador y disuasorio, o esta al menos es la idea.

No es asunto baladí. Bastante ridículo ya han hecho los políticos del Govern al aprobar una ecotasa sabiendo fehacientemente que casi un 50% de quienes tendrían que pagarla, escapan a la labor recaudadora. Ridículo e injusto y a sabiendas.

En estos momentos de euforia y efervescencia nadie repara en el daño que acabará haciendo a las Baleares este tipo de cosas. Quizás no lo parece, pero el turismo es materia muy sensible y delicada. Basta ver la estampida de los turistas que invadían las calles, calas y playas de Turquía, Egipto, Marruecos, Túnez, etc. Es muy probable que en uno o dos años, estos países ribereños con mayoría de musulmanes recuperen su cupo de turistas. O dentro de tres, que es lo más probable. Pero mientras tanto no debiéramos alentar posturas negativas o agresivas contra el turismo, sino esmerarnos por mejorar y mantener las infraestructuras. El caso de Ibiza clama al cielo. No pierdan el tiempo en el Govern inventándose cupos de plazas. Cuídense de los plazos... de las obras.