Se pide un policía en cada punto conflictivo, pero obviando que Ibiza es toda ella un espacio conflictivo, con una enorme carga de población veraneante y unas infraestructuras que no ayudan a nadie, ni a quien se mueve ni a quien pretende quedarse quieto.

Se pide policía a la salida del colegio. O a la entrada. En los pacíficos y festivos eventos deportivos, en los parkings de coches o en la salida del garaje, porque nos han tapiado otros vehículos, en las zonas de fondeo y anclaje de yates, en las paradas de taxis y donde los taxis ya no pueden detenerse.

Jamás habíamos tenido tanta libertad ni tantos policías y, a pesar de tener un sistema educativo generosamente dotado, sacamos a la calle a individuos que necesitan de un policía al lado para poder desarrollar su vida cotidiana. Aunque claro, a la menor indicación respondemos con esto de que no somos ni queremos ser un estado policial.

No estoy muy seguro, aunque bien es verdad que uno no está muy seguro de nada. Puede que los gobernantes deban escuchar todas las opiniones, pero una vez oídas (que no escuchadas) se debe gobernar con una hoja de ruta sin caprichos ni veleidades, con mano firme y con instrucciones -para todos- claras. Nos pasa con todo. Queremos una cosa y su contraria, como estos neófitos de Podemos del colmillo retorcido, que criticaban la corrupción de la casta y ellos se están manifestando con las mismas apetencias y perversidades. Y no sirven para nada, claro, porque tienen arrancada de caballo y parada de asno. Un lunes se manifiestan contra la pista de avionetas, pero sabemos que el miércoles ya dirán que sí, es más, incluso que están enamorados de los jets privados, sobre todo si ellos pueden subirse.

El único que va cambiando de verdad es el PP, hasta el punto de perder su naturaleza. Cada vez más a la izquierda y más catalanista: Francina Armengol (no olvidemos a Pilar Costa), la separatista que preside un pacto de perdedores (o sea, los que perdieron las elecciones) presenta unas medidas fuera de toda proporción y de todo sentido y el PP permanece mudo. Solo Pericay se manifiesta con claridad, avisando de la inconstitucionalidad de las medidas de catalanización de los colegios, la sociedad, las empresas privadas. Y así seguimos. ¿Los militares? Salieron de Ibiza hace ya varios lustros. Pues no. Ahora se quiere instalar una guarnición fija de la UME en la isla. La policía local vigilará permanentemente los taxis piratas. ¿Y los normales? Lo dije hace tiempo: que Gran Bretaña nos mande sus policías y que los pague. O la Navy estadounidense.