Lo sabemos todos: estamos pasando por una época de aceleración, donde los acontecimientos se acumulan a un ritmo que nosotros no podemos controlar, si es que nosotros desde las Pitiusas podemos controlar algo. Bueno, solo que no se caigan los balcones, que no revienten las tuberías, que no exploten los cables y que los heridos o fallecidos puedan llegar a urgencias en un tiempo razonable. No es poco.

Acabo de ver el debate de los cuatro candidatos al gobierno de España. Unas horas antes he visto ganar a España a Chequia por un solitario gol. El próximo día 23 el Reino Unido votará si sale de la Unión Europea o si se queda como está. Y los españoles votaremos tres días después para conocer de una vez si caemos en un precipicio como Grecia con la coalición comunista (Podemos e IU y otras mareas y confluencias) con la imprescindible suma de un PSOE casi desplumado. O si seguimos bregando con una coalición de PP y Ciudadanos. El PSOE sería el comodín en ambas posibilidades, podría pactar con el bloque conservador o con el bloque rupturista

No es tema baladí. Muchos cientos de miles de millones están en juego. Y sin embargo, no tenemos más remedio que confiar en nuestra buena suerte y en nuestras posibilidades. Sin alarmar a nadie, Ibiza y Formentera están en alarma roja, no solo por la carencia de agua, por una invasión brutal que nos colapsará los servicios.

A nuestro nivel, intentaremos superar la conmoción devastadora de los cuatro millones de turistas. Con dos, la isla ya crujía y todo acababa por reventar cuando llegaba septiembre. Ahora sabemos que en mayo no queda agua y que las desaladoras cojean, mientras las depuradoras simplemente no depuran y evacuan sus desechos rebosados directamente al mar.

Confluencia de guerras en el Mediterráneo que han cerrado tres potencias como Túnez, Egipto y Turquía. Solo estos tres destinos nos remitirán unos cinco millones de turistas a España, donde se espera batir otro récord de 72 millones. Es demencial, pero los españoles tenemos experiencia, genio e ingenio para improvisar. Somos un gran país. Para muestra, Ibiza o Formentera, con un aumento sorprendente de vuelos y de reservas. Seremos devastados, pero no podemos más que responder con una sonrisa estresada, pero sonrisa al fin y al cabo, como nos aconsejaba aquel consejero de Turismo de Jaume Matas. Será nuestro año crucial, 2016. En lo que dependa de nosotros saldremos adelante.