Debió de ser durante 2013 cuando nuestro Diario de Ibiza publicó un reportaje sobre los miles de jóvenes británicos que pasan sus vacaciones trabajando en Ibiza. Calculó entonces unos 4.000 y exactamente así, con esta cifra, titulé mi artículo el 13 de octubre de 2013. Pueden estar seguros que hogaño esta cifra se verá significativamente aumentada, por muchas leyes restrictivas que intenten promulgar nuestros ayuntamientos. Escribir bandos o edictos es muy fácil, lo difícil es aplicarlos. Ya se intentó hace años, cuando el West End salía casi a diario publicado en toda la prensa europea de sucesos. Simplemente se prohibió que los clientes sacaran los vasos de cristal y los botellines a la calle.

Fue un desastre y la presencia de policías uniformados aún les excitaba más. No hay nada peor que un british borracho en el frenesí de una buena pelea. Se calcula que un turista inglés de cada veinte se ve involucrado en una pelea a lo largo de sus vacaciones. Es un dato que recuerdo y que puse en duda: son muchos más, pero las estadísticas no cuentan las escaramuzas y los tortazos con la mano abierta o que no llegan a comisaría o al cuartelillo.

Este verano serán muchos más, porque hay mucha mayor oferta de empleos, y la hay porque ha habido mayor demanda de plazas: chicas semivestidas, jóvenes efebos repartiendo publicidad, estimulando la entrada en antros o discotecas. Ibiza sí que es una feria medieval, pero no esta aburrida y teatral que se escenifica en mayo en Dalt Vila. La gran feria medieval de Ibiza es durante los veranos.

Al menos 4.000 bárbaros del Norte se ganan la vida en sus working holidays lejos de Hacienda y de sus casas. Venden de todo y se divierten, pero repito, este año habrá más de seis mil, lo cual les convierte en un ejército formidable. La última noticia salió en el Diario: «El 85% de los trabajadores británicos que trabajan en San Antonio Abad consumen drogas ilegales» (DI 8.5.2016). Bueno, pocos van a creer esto: son muchos más, a no ser que el 15% restante solo consuma drogas legales, como el carajillo o la cerveza.

Muchos profesionales necesitan estimularse para ir a trabajar al banco o para entrar en la mina o para pescar durante 6 horas solitarias. Pero mucho más para soportar los decibelios y la excitación que crean estas ninfas desnudas y estos efebos brincones. En Ibiza, pocos profesionales de la noche están limpios. La noche es muy larga y puede hacerse interminable si se han de soportar a palo seco, en crudo, las burradas que se generan en cada momento y a cada paso. Que nos sea leve.