El día de su 40 cumpleaños cometió el error de salir por los Pasajes. Apoyada en una barra, mirando hacia la pista recordó los versos de Gil de Biedma: ´A qué vienes ahora,/ juventud/ encanto descarado de la vida?/ Qué te trae a la playa? Estábamos tranquilos los mayores/ y tú vienes a herirnos, [€]´. Y descubre con horror que se ha convertido en una pureta. Bajona, más alcohol y mucha más resaca. Desde entonces ha decidido reducir sus incursiones nocturnas a La Movida de Sant Antoni y al Children of the 80´s donde lo da todo. Y, ya en casa, se dice «todavía estás en forma» delante del espejo mientras se desmaquilla a conciencia y se pone la antiarrugas que no funciona. Los adultescentes ibicencos, unos conciliados con su tripa de fofisano, los otros escuálidos y siempre medio lesionados desde que descubrieron el running a los 39, terminan cada cena de sábado noche diciendo eso de «tenemos que montar un pub para gente de nuestra edad». La cosa se lía cuando se habla de la playlist y ya no hay quórum porque Queen no es compatible con Mecano. La idea se evapora en el ambiente y, después de tomar una copa, como mucho dos si han conseguido una alineación planetaria de abuelas baby sitters, la sesión se levanta hasta nueva orden.

Cuenta la leyenda que un valiente incauto llegó a montar un bar ´para gente de nuestra edad´ sólo para descubrir que nadie quiere ir a un bar para gente de nuestra edad.