Donde gobierna el PSOE con Podemos han disparado el gasto y los impuestos: Navarra, Baleares, Aragón, Valencia. En Madrid han convertido la capital en una pocilga cromática saturada de gestos ideológicos que solo se traducen en despilfarro e improductividad. Por no recordar Andalucía, abatida por una corrupción estructural como no se conoce en ningún lugar de Europa. En Baleares han tardado siete meses en reimplantar la ecotasa, un impuesto que pagaremos todos, turistas y residentes. Otro impuesto, sumado a la catarata de cargas que ya soportamos. Los hoteleros se han plantado ante esta nueva imposición política, que grava aún más una actividad obsesivamente regulada. Pero apenas han tenido tiempo de coger aire, porque a los pocos días les cae encima otra tormenta: el decretazo de leyes urgentes que afecta a una cincuentena de artículos de tres leyes básicas para la economía balear: Suelo, Turística y Agraria.

Es decir, su ambicioso compás regulatorio suspende cualquier atisbo de actuación en las medidas de rehabilitación hotelera, construcción en el territorio y actividades relacionadas con el campo y la agricultura. Por mucho que el consejero del Govern, el ibicenco Joan Boned, afirme que este decretazo no paraliza nada. ¿Quién es el loco que se va a sumergir ahora en proyectos de cierta envergadura? Nadie. Por ello, el gremio de los hoteleros -quizás el único que puede hacerlo- se queja de la medida, que supondrá unos 15.000 empleos menos en Baleares y la desinversión de cientos de millones. Pueden estar seguros de esto. Hay otras consecuencias cuyo alcance no logro atisbar. Por ejemplo, aquellas viviendas construidas en zona rústica no pertinente, no podrán ser legalizadas por la amnistía que promulgó el anterior Govern del PP. Tampoco podrán ser derribadas, al haber prescrito el delito. Quedan en un limbo extraño que no beneficia a nadie.

Algo positivo le veo: no es una ley definitiva, en realidad estamos hablando de una moratoria, que concluirá el último día de 2017. Dos años. En el ínterin, los actores sociales y económicos ­-dicen Podemos y PSOE- podrán explicarse, alegar y colaborar, pero estas hermosas palabras no significan nada. Sabemos perfectamente por experiencia como dialoga el Pacte y quien no lo sepa ya se enterará. En lo que concierne a Ibiza no me molesta una moratoria, incluso una reducción contundente de nuevos proyectos urbanísticos, pero el Pacte lo ha mezclado todo y ha dañado gravemente las posibilidades de inversiones en materia de rehabilitación de hoteles, por mucho que digan que no. Sí, lo han hecho y esto tendrá un precio en costo social. Por cierto, estoy expectante por saber en qué términos queda la proyectada ampliación del aeropuerto de Ibiza para los jets privados y las avionetas de los árabes que tanto gusta a Podemos y al PSOE.