El año que viene ya ha venido, en realidad llegó en octubre cuando nos dimos cuenta de que la coyuntura internacional y los factores sociales y de crecimiento de nuestros países emisores seguían relativamente boyantes. En otoño ya sabíamos que 2016 sería la mejor temporada de la historia. Aunque de momento este título lo ostenta el año 2015. Por la misma razón ya sabemos ahora lo que va a ocurrir en la temporada próxima: empezarán a reventar alcantarillas cuando llueva y ya en mayo reventarán los emisarios en Figueretes y en Talamanca, en la bahía de San Antonio y posiblemente alguno en San Miguel o San Juan. De algún torrente empezarán a emerger vertidos de aceites y aguas sucias.

Las nuevas depuradoras no estarán en pleno funcionamiento durante este verano, por lo que ya en primavera, la materia sobrante rebosará y se verterá directamente al mar, donde alimentará a los sabrosos salmonetes y a otros peces de arenas cenagosas. Será un año de memorable color isabelino marrón. Pueden apostar un brazo a que el agua del grifo seguirá siendo asalitrada y calcificada en algunas zonas de la isla, por mucho que se nos anuncie una interconexión de las plantas desalinizadoras. Como además le añaden cloro, el pobre desgraciado que tenga que consumirla puede dejar la piel en el empeño y a buen seguro dejará los electrodomésticos. Habrán mejorado algunas canalizaciones, pero en suma no servirán de gran cosa.

Los perfumes de Ibiza, un paraíso, seguirán mostrando su aspecto mediterráneo y fenicio, no solo en los puertos y clubs náuticos, sino en las cercanías de las depuradoras y torrentes donde fluya la materia viscosa orgánica. Cada par de años aumenta el dinero en nuestros ayuntamientos y Consells, pero como lo gastan antes en personal -gente bien colocada- apenas queda suficiente para invertirlo en inversiones mínimas. Al haber colocado a incontables enchufados, necesitan más dinero. Para ello, imponen una ecotasa que solo traerá problemas.

Esto sí, otra gran partida -ellos lo lla-- se destina a catalanizar a los niños de las islas y ocupa todo el espacio social a fuerza de inversiones disparatadas que no tienen el menor sentido. Para el Pacte parece que lo más urgente es que en Ibiza hablemos catalán con acento barcelonés, aunque en general los ibicencos no se muestran muy predispuestos y hacen bien. O sea, una política que en definitiva se reduce a derrochar un dinero que sería imprescindible en otras áreas. A disfrutar del pacto de perdedores. Yo solo digo que el año 2016 se nos hará larguísimo, interminable.

@MarianoPlanells