Estamos agotando los últimos días del año mejor de nuestra historia. Ya saben a qué me refiero. Hemos de reconocer sin ambages nuestras cosas buenas, porque tenemos otras malas a punta pala.

En unos días o semanas el Diario nos ofrecerá los totales de 2015. Quedarán para los anales de nuestra pequeña historia, pero también sabemos que dentro de cinco meses comenzará una temporada que romperá todos los récords. Las perspectivas de 2016 son impresionantes.

Pero también sabemos que no hemos estado a la altura, no hemos superado la prueba o test de stress para atender a los tres millones largos de turistas que nos han visitado: Ibiza ha fallado estrepitosamente ante los turistas y ante los ibicencos, al menos en asuntos capitales como el agua potable, las aguas sucias rebosantes, los emisarios submarinos reventados, y en otras muchas cuestiones. No hemos aprobado, pero hemos suplido con entusiasmo y con mucha suerte las carencias de los meses calientes.

¿Se imagina alguien que en agosto se hubiera desencadenado un furioso incendio? Por esto apelo a nuestra buena estrella, la estrella fenicia que nos protege.

Nuestro Consell de Ibiza parece más atento en anunciar en clave de futuro temas o decisiones que ejecutará Dios sabe cuándo, que en anunciar realizaciones en infraestructuras esenciales. Lo importante y lo urgente nos está atropellando y por mucho que se estén reparando o sustituyendo canalizaciones, no será suficiente. Sabemos que la construcción de una depuradora no se ejecuta en meses sino en años. Y una vez más, en este aspecto nos ha pillado el toro.

Y sin embargo aumentan los Consells (Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera) en gasto dedicado a áreas prescindibles como es el proceso reiniciado de catalanización, que no sirve absolutamente para nada que no sea derrochar y enojar a mucha gente que ya ni siquiera se atreve a quejarse. Y como sanedrín supremo, el Govern Balear al que en parte intentan replicar los consells insulares, que está resucitando las momias catalanistas e identitarias para colocar a su gente, que por lo visto no sirve para otra cosa útil a la sociedad. Observatorios y organismos prescindibles, solo rentables ideológicamente que no interesan más que a los beneficiados, como es el potenciado Instituto Ramón Llull o la continuidad del Institut d´Estudis Baleárics y otros muchos grupúsculos como el Consell de Juventut, Consell Económic i Social, Consell Social de la Llengua Catalana y una lista que se hace larga.

Ya no sabemos solucionar los problemas reales urgentes, coloquemos a nuestros forofos en plataformas inútiles que paga el contribuyente, ya exhausto y agobiado por los impuestos y tantos cambios exasperantes que solo obedecen a estrategia o venganzas de ideología pedestre.

Y encima la ecotasa, para recaudar dinero que será invertido en gastos como los expuestos. Que siga la orgía de gasto del Pacto de Progreso.