Nuestro fotogénico alcalde, el señor Rafael Ruiz, continuando con su obsesión por aparecer en los medios, anunció la semana pasada un principio de acuerdo con Autoridad Portuaria de Baleares (APB) en relación al puerto de Ibiza. De dicho compromiso hay que hacer varias apreciaciones: pese a ser un tema estratégico y de primer orden de la ciudad, en el que existía unanimidad por parte de todos los grupos municipales sobre las acciones a realizar, el señor Ruiz ha efectuado las negociaciones con total opacidad y ocultismo hacia la oposición, hasta que, cínicamente o por mala conciencia, el día antes de hacerse la foto ha tenido la infinita bondad de explicárnoslo para, supongo, lavar la cara y que pareciera que el resto participábamos en el acuerdo.

Como aclaración, es importante resaltar que, como viene siendo habitual, sobre este tema los camaradas de gobierno de Guanyem continúan sin saber si van o vienen: «Estos son nuestros principios, y si no le gustan al PSOE, los cambiamos».

El pacto acordado incumple tres acuerdos del pleno para que no se construya un edificio en es Martell. Algo semejante llevó en 2014 a «reprobar a la Alcaldesa-Presidenta de la ciudad de Ibiza, señora Pilar Marí Torres, por su falta de respeto y su total y absoluto desprecio a los mandatos del pleno de la Corporación que ella preside y, por tanto, al Estado de derecho, a los vecinos del municipio y, en definitiva, a la democracia», texto que votó el señor Ruiz y que, si no cambia de actitud, presentaremos de nuevo, cambiando donde dice Pilar por Rafael.

El señor Ruiz y su PSOE, tanto en plenos como en campaña electoral, se han desgañitado con los eslóganes panfletarios ´Es Martell para la ciudadanía. No al edificio´. Bueno, a lo que ha dicho en periodo electoral tampoco hay que prestarle mucha atención, recuerden lo de «abriré el Cetis»... pues lo mismo. En estos casos, nos encontramos ante dos peligrosas opciones para definir a quien las dice: o es un listo mentiroso o un tonto sincero.

Cambiando de cuestión, gracias al habitual trilerismo entre bastidores de la APB, cuesta aventurarse en los compromisos y necesidades reales entre esta entidad y las empresas concesionarias de los amarres en relación al polémico edificio. Precisamente, dada la falta de información y a riesgo de equivocarme, puedo formular una posible solución. Consiste en colocar en un lateral/esquina del Martillo una instalación de cristal-aluminio/acero, de 150-200 metros cuadrados aproximadamente de planta, del estilo de la oficina de turismo que se encuentra al final del Paseo de Vara de Rey, en la que cabrían oficinas, almacenes, vestuarios y WC de las empresas concesionarias, así como una oficina de turismo en la fachada a Dalt Vila. Evidentemente, con el compromiso por escrito de que una vez finalizada la actual concesión se retire esta instalación temporal.

Esta alternativa, que es la que plantearemos a la APB en la próxima reunión, es la única que se nos antoja viable, aceptable y negociable. Desde luego, no vamos apoyar un mamotreto de hormigón por tiempo indefinido, ocupando el espacio central de una plaza que debe ser de disfrute de la ciudadanía, por mucha escalerita guay al mirador para hacerse selfies con vistas chachis a Dalt Vila que nos quiera vender el señor Ruiz.

Nota final: aunque el búnker se vista de seda, búnker se queda.