Los alemanes nos tienen muy mosqueados, ya llevan varios años flaqueando. A diferencia de los ingleses, que son nuestra principal columna.

Esta temporada, Ibiza y Formentera han perdido unos 40.000 alemanes y nadie se explica muy bien las causas. Sabemos que Mallorca les atrae más, lo encuentran más variado y más barato y en compañía de sus compatriotas. Pero Formentera era uno de sus paraísos soñados. Ahora ya no es un paraíso, pero les sigue atrayendo. Otras veces he dicho que desde la construcción de las autovías los alemanes nos han ido abandonando.

En los datos de enero hasta septiembre (falta el último trimestre), así lo explicaba nuestro Diario: De esta forma, el británico sigue siendo el primero en número de visitantes, con 751.609, seguido del italiano, con 336.872 y el alemán, con 256.608. El cuarto es el holandés, con 146.870 visitantes entre enero y septiembre. Otros acontecimientos apasionantes desde el punto de vista periodístico se nos presentan ante nuestros ojos: los rusos que empezaron a visitar las Baleares y dejaron de hacerlo súbitamente tras la invasión de Crimea por parte de Putin y las consiguientes represalias comerciales de la UE, puede que vuelvan a Baleares con toda su fuerza. Incluyo a Ibiza más que nunca, porque ya tenemos habilitado el puerto de cruceros en Botafoc, aparte de uno de los aeropuertos más preparados de Europa. Los comerciantes, hoteleros y los restauradores sueñan con el turismo ruso, que sabe muy bien lo que compra pero no se muestra tímido a la ahora de gastar. La realidad es que Rusia decidió apropiarse de una parte de Ucrania y desde entonces no levanta cabeza: sanciones comerciales con la UE, ataques a sus aviones comerciales y militares, todo ello sumado a un desplome brutal de los precios del crudo y del gas en el mercado mundial. Pero siempre ha necesitado una o dos salidas al mar y Siria le ofrece toda una ciudad con su puerto.

En consecuencia, los veraneantes eslavos han perdido sus dos destinos más amados: Sharm el Sheij (Egipto) y Turquía. Hace años que lo explico: Turquía es consecuencia directa de Ibiza, con hoteles recién estrenados y a precios muy inferiores. Unas costas y unas playas maravillosas. Para colmo, su moneda, el rublo, ha perdido poder al cambio. Todo esto ha terminado muy mal, de momento y a saber por cuanto tiempo. Putin retira visados, recomienda no ir a Egipto ni a Turquía. Los rusos que quieran viajar tendrán que buscarse la vida en otros sitios.

Son obedientes y conocen los peligros. Aquí aparece, mejor dicho, reaparece Baleares. Y nosotros temblando ante la temporada 2016, porque la isla está preparada para dos millones, pero no para tres y medio de turistas.