Hombres de poca fe, pensabais que el verano más caluroso de la historia nunca tocaría a su fin. Y aquí está el otoño, qué más da, valga el ripio. Da lo mismo para quienes han de seguir sirviéndose y pagando el agua del grifo de gran parte del sur de la isla. No es apta para el consumo, viene tan cargada de sal y de otros venenos que casi podríamos embolsarla en vez de beberla.

Uno espera -quizás en vano- que esta cuadrilla de políticos que nos cuestan cinco millones al año a todos los pitiusos empiece a ganarse el sueldo y dedique el tiempo y la energía necesarios para procurar una mínima calidad en los servicios básicos, no solo el agua.

Ya no tienen la tormentosa presión de julio y agosto, donde se asiste antes a lo urgente que a lo importante. ¿Sería mucho pedir que aúnen esfuerzos en Ibiza y en Mallorca para acometer las tareas pendientes?

Ibiza parece una isla de tebeo regida por políticos de cachondeo. Hay demasiados incidentes graves, demasiada sangre, demasiada droga en las calles y demasiados tubos emisarios que revientan varias veces al año.

Es un fallo humano, te dicen. Bueno, pues hay demasiados por lo que cobráis. Cobráis demasiado por los resultados que ofrecéis. No sois rentables a los ibicencos, es más, la mayoría de los políticos de las Pitiusas sois prescindibles.

La situación de las desalinizadoras y de las depuradoras es demencial, no voy a hablar de sanidad ni de radioterapia. Pasan los lustros y aquí no se soluciona apenas nada, y cuando se levantan las piedras venerables se reconstruyen con graves defectos.

Todos los comerciantes de Ibiza que pagan impuestos se han visto cubiertos de mierda cada vez que ha llovido fuerte. Imagino que cuando les hablan de elecciones brincan de alegría.

Y aquí nadie asume las responsabilidades. Cobrar, cobran. Unos cinco millones nos costarán en 2015, porque los que vinieron para recortar los gastos de la casta han resultados ser mucho peor y de 4,7 millones pasaremos de los cinco.

Podemos, vaya si pueden, los que no podemos somos más los ciudadanos, el común de los mortales. Ha llegado otoño, sigue la porquería, sigue la salmuera, siguen los mismos, cobrando puntualmente cada mes. Unos cinco millones de euros al cabo del año. Les parecerá bonito.

@MarianoPlanells